Texto y fotografía: Jesús Saavedra

Tlapa, Gro. 09 agosto 2019. / Sin temor ninguno a las autoridades, grupos del crimen organizado se disputan abiertamente a tiros el control de territorios ricos en producción mineral, forestal y de cultivo de enervantes que ha provocado una grave afectación colateral a miles de personas y centenares de familias en Guerrero.


Así coincidieron los testimonios de Colectivos de familiares de Desaparecidos, de Desplazados por la violencia y del Centro de Derechos «José María Morelos» en un panel organizado en el marco del 25 aniversario de «Tlachinollan» en esta ciudad que es considerada el corazón de la Montaña.


En este panel moderado por el periodista, Sergio Ocampo Arista y donde la señora, María Guadalupe Narciso del Colectivo de Familiares de personas Desaparecidas en Chilpancingo hizo una reseña de la lucha de más de cien familias aglutinados en esa agrupación.


Criticó que las autoridades tienden a «criminalizar» a las personas desaparecidas «Josué Molina Rodríguez mi hijo no andaba en malos pasos como nos lo han recriminado, dejó una esposa y dos hijos, dejó una tristeza enorme en la familia, hay un centenar de familias en la capital afectadas en ese Colectivo que también claman justicia y saber dónde están sus seres queridos».


Dijo que en su lucha, «no nos vamos a quedar callados y les exigimos a las autoridades que se pongan a trabajar, que los cuerpos que están almacenados en el Servicio Médico Forense sean identificados porque tienen una familia que los busca; lamentablemente en Guerrero no habrá paz mientras no haya justicia’, aseveró.


Los señores, Joaquina Cantor Gasparillo y Víctor Erasmo Gasparillo del Colectivo de Familiares de Desaparecidos de Zitlala dieron su testimonio también sobre la desaparición de sus familiares en Chilapa, donde de manera constante se llevan a las personas por la fuerza y no se vuelve a saber de ellos.


Lamentaron que a pesar que de manera constante se anuncien operativos de seguridad, hechos de violencia en ese corredor de Chilapa, Zitlala y Ahuacotzingo sigan presentándose.


Indicaron que tan solo del pueblo de Tlaltempanapa, donde ellos vivían hasta noviembre del año pasado, «hay mucha gente que ya se salió del pueblo donde había más de mil 800 personas y ahora no queda casi nadie; desde 2009 se inició la violencia y se ha quedado abandonado el pueblo con la mala gente».


El coordinador de los desplazados de Leonardo Bravo (Chichihualco), Concepción Carbajal Beltrán dijo que desde noviembre del año pasado hay centenares de familias afectadas por la incursión de la Policía Comunitaria de Tlacotepec que los obligó a abandonar sus comunidades.


Señaló que desde esa fecha han pedido a los tres niveles de gobierno «su intervención y nunca nos han hecho caso, por eso nos hemos unido a las organizaciones, les pedimos que volteen a ver a la Sierra y que nos ayuden a regresar a nuestros hogares».


Del Centro Morelos, Manuel Olivares Hernández aseveró que en Guerrero se está «viviendo una lucha por el control del territorio, por el control de las rutas de siembre y trasiego de droga, por el control de la mano de obra barata que aprovechando la miseria y el desempleo aprovechan de los jóvenes».


Dijo que los grupos del crimen organizado, ven nichos de oportunidad en áreas de producción económica, «hoy hay cosas más ambiciona es el agua, el bosque, el oro y plata».


Afirmó que la violencia en la Sierra además por el control de la siembra de amapola, ahora es por el control de una concesión minera de 16 mil hectáreas que se ubica en la comunidad de Xochipala y que abarca todo el territorio de Leonardo Bravo «esas son las causas del control del territorio».

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