Texto: Bernardo Torres
Fotografías: Eric Chavelas

Chilpancingo, Gro., 17 de septiembre de 2019.- «El Chivito Alegre», abrió sus puertas este martes, no como todos los días, esta vez para dar el último adiós a Juan José, su propietario; la barra desde donde alegremente atendía a sus clientes dio  cuenta del gran vacío que dejó su muerte, una muerte provocada por la imprudencia y el exceso policiaco.

Juan José, perdió la vida el domingo pasado, durante un cateo que ejecutaron elementos de la Unidad de Fuerzas Especiales (UFE) de la Policía Estatal, de acuerdo con testimonios de la familia, a causa de los golpes que recibió por parte de los uniformados.

Alrededor de las 10:40 de la mañana, desde una carroza fúnebre descendió un féretro de madera, cargado por sus amigos y familiares e ingresó al local donde se le podía encontrar prácticamente de lunes a viernes, desde las 9:00 de la mañana, hasta que el último cliente salía.

Su madre, ataviada de negro y con un llanto constante fue la primera en ingresar al restaurante, que junto con sus hijos dirigían de manera exitosa, y que se había convertido en un referente de la barbacoa de chivo en esta capital.

También le acompañaban sus hermanos y esposa, sus incondicionales trabajadores, que compartían el gusto por este trabajo, y atendían a cada cliente con esmero y dedicación; los vecinos todos consternados, salieron a despedirlo, algunos todavía sin asimilar los trágicos acontecimientos.

«No puede ser», exclamaban, «¿Porqué él?» cuestionaban, otros movían la cabeza de un lado a otro reprobando los hechos; y sus más allegados, expresaban su dolor con un llanto desgarrador. Algunos dejaron sus lágrimas en la barra, donde Juan José despachaba alegremente todos los días, pero hoy ya no estuvo en el mismos lugar de siempre, su esposa y hermana lo buscaban en los rincones gritándole que no se fuera, que regresara.

Juan José siempre lanzaba un «ya las puse a enfriar» o a veces sólo sonreía y saludaba a quienes pasaban por la calle, siempre se daba tiempo a pesar de la carga de trabajo que tuviera.

El domingo pasado, un fallido operativo policíaco acabó con su vida, la Fiscalía General del Estado (FGE), insiste en que fue a causa de los golpes que sufrió al caer de una altura de siete metros, pero su familia refuta dicha versión, y en su último adiós reiteró su exigencia de justicia.

El cuerpo del joven comerciante salió por última vez de su domicilio pasadas las 10:00 de la mañana, hizo una parada en su restaurante, una más en el Mercado Baltazar R. Leyva Mancilla, y partió a su última morada en el Panteón Norte de Chilpancingo.

En el mercado, decenas de personas con pancartas arremetieron contra la Policía Estatal, «asesinos», se leía en las pancartas, «justicia» era el principal reclamo, así como castigo a quienes perpetraron el cateo, quienes dicen, están plenamente identificados.

Denunciaron que la policía tiene en su poder las pruebas de como fue asesinado, se llevaron su vehículo, videos de las cámaras de seguridad, dinero y otras pertenencias.

Hicieron un llamado a su paisana, la Senadora de la República, Nestora Salgado García, pues también son originarios de Olinalá, para que este caso no quede en la impunidad, y al Gobierno de Guerrero, exigieron que no proteja a los asesinos de Juan José.

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