*Hay decenas de jóvenes de entre 14 y 20 años obligados a entrenarse para servir al narco, narra

Texto: Bernardo Torres

Chilpancingo, Gro. 01 Diciembre 2019.- Un joven logró escapar de un campo de concentración de un grupo de la delincuencia organizada que opera en la Región Tierra Caliente, y narró el horror al que son sometidos cientos de jóvenes para integrarlos a sus filas y enviarlos como carne de cañón a enfrentar a las Fuerzas Armadas.

Alfredo de 17 años de edad, junto con cuatro jóvenes fueron privados de su libertad por un grupo armado el pasado 15 de noviembre de 2019, cuando salían unos 15 años en la Ciudad de Toluca, quienes se los llevaron con rumbo desconocido, hasta ese momento.

«Nos interceptó una camioneta con hombres armados, nos subieron a una camioneta, nos taparon los ojos completamente, nos llevaron a una casa, y ya ahí nos destaparon y vimos que estaba otro chavo que era de Tejupilco, nos volvieron a tapar, nos subieron a otra camioneta y nos trasladaron para acá para Guerrero», detalló.

Sin saber a dónde los llevaban, señala que transcurrieron alrededor de ocho horas de viaje, hasta que llegaron a un poblado de Guerrero, el cual siempre desconoció; ahí lo ponían a lavar camionetas los primeros días de su cautiverio.

Hace cuatro días, le dieron una fornitura como las que utilizan militares o policías, un arma larga, de un calibre que él desconocía, pero que la refiere como una «ametralladora», «nos dijeron que nos iban a entrenar para una batalla».

El pasado viernes, narró, los llevaron a una comunidad llamada Las Pilas, como parte de su «entrenamiento», pero «cayó gobierno», y mientras él se encontraba haciendo del baño, dijo, el resto de sus compañeros se dieron a la fuga, dejándolo sólo.

Expuso, que al ver las camionetas de militares y policías, se despojó del equipo táctico que le habían proporcionado, dejó el arma y cartuchos, y pidió la ayuda de los elementos de la Guardia Nacional, a quienes explicó que había sido llevado por la fuerza junto con otras personas.

Los elementos de la GN, accedieron en ese momento a brindarle ayuda, le informaron que sería llevado al Ministerio Público para que rindiera su declaración y posteriormente contactarían a sus familiares, lo subieron a uno de los vehículos, pero antes de llegar a una comunidad lo tiraron de la unidad y lo dejaron abandonado.

Caminó algunos minutos descalzo, y llegó a un poblado, llamado La Calera, del municipio de Zirándaro de los Chávez, donde con lo poco que llevaba compró un refresco, le regalaron unos huaraches, y pidió ayuda para llegar a la cabecera municipal, a la cual arribó el viernes, y con la ayuda de unas personas, que omite su identidad, fue llevado a un lugar seguro.

*Hay decenas de jóvenes secuestrados y pueblos fantasma en Zirándaro narra

El joven narró todo lo que vivió y observó durante los casi 15 días que estuvo en cautiverio, que ahora sabe es en la zona rural del municipio de Zirándaro de los Chávez, en la Región Tierra Caliente de Guerrero.

Eran cientos de hombres armados que estaban posicionados de la comunidad, donde de alrededor de 20 casas, sólo quedaban unas tres familias, además de otros grupos en distintos puntos del municipio.

«A todos los pueblitos a los que íbamos estaban igual, de 20 casas sólo tres estaban habitadas, eran tipo pueblos fantasma».


Además de Alfredo y sus amigos, en los pueblos controlados por dicho grupo había decenas de jóvenes privados de su libertad, obligados a entrenarse para formar parte de sus ejércitos criminales, había grupos de 20, 30, 15 o 10 personas de entre 14 y 20 años, a merced de sus captores, relató el joven.

«Hubo días que la gente de los pueblitos nos daba comida, otras veces comida enlatada, o había días que no comíamos nada, agua a veces en arrollitos, donde tomaban agua las vacas, hacíamos el intento de filtrar el agua para que pudiéramos beber», indicó.

Alfredo estudia el último año de Preparatoria, mientras que sus amigos, quienes siguen secuestrados, trabajan y estudian a la vez; pide al gobierno protección para él y su familia, que busquen y rescaten a sus amigos, que la deben estar pasando mal, concluye.

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