Texto y fotografías: Fabiola Ramos Gallo

Chilpancingo, Gro. 08 junio 2020.- La silueta de una mujer aguarda sobre una silla de madera obscura que contrasta con la blancura de su piel, con rostro firme y mirada benevolente. Gabriela León se teje un par de trenzas en la cabellera que destella hilos plateados producto del paso de los años.

Gabriela, habita en una comunidad al sur de la ciudad, donde decenas de personas han recurrido a su domicilio buscando sanar. Ella nos comparte cómo es que a través de un proyecto comunitario se introdujo a la medicina tradicional mexicana.

«Desde hace 15 años cuando se fundó la Comunidad Emperador Cuauhtémoc, ese fue uno de los factores, rescatar los usos y costumbre de nuestros antepasados, y precisamente aquí se impulsaron esos talleres de medicina alternativa».

Para doña Gabriela, es muy importante el uso herbolario para la tratar las enfermedades pues dice que «al igual que nosotros, las plantitas tienen un alma, tienen un corazón, ellas vibran cuando las cortamos para poder hacer los medicamentos que elaboramos. Nosotros cuando cortamos una plantita, y la preparamos hablamos con ellas” y agregó que para ser curandera «es muy importante conectarse con la naturaleza, no sólo con las plantas, sino con los animales, con las mismas personas que están enfermas».

Mencionó que curar a un enfermo, es como un juego de espejos, uno se refleja en el otro, las almas se conectan, se vibra a una misma frecuencia y ambos se curan. Manifestó alegría al mencionar que médicos alópatas han publicado reportajes sobre la importancia del bienestar emocional/álmico para evitar enfermedades inmunológicas. «eso quiere decir que, aunque sean estudiados o manejen la medicina alópata también tienen ese tipo de pensamiento, de sanar primero el alma para que la enfermedad avance en un bien, que tenga una buena respuesta».

Con seguridad afirma que no todo se centra únicamente en el estudio, ella dice que «Estudiamos para qué sirve cada planta, qué enfermedades alivia. Aunque a veces es algo que vas heredando o tienes algún don. Yo lo que he desarrollado es mi ser, mi sentir, mi persona, mi alma».

Doña Gaby, Coge su cintilla roja y la coloca cubriendo su vientre como protección, en la medicina tradicional se cree que toda energía puede entrar a través del ombligo pues este está conectado con nuestra alma.

Se encomienda a Jesucristo, pero también pide a los arcángeles (Miguel, Uriel, Gabriel) sobre todo a su arcángel protector, San Rafael. Sus dedos toman la ligereza de una pluma, comienza a dibujar crucecillas en el pecho de su paciente. Dice que los masajes siempre son de dentro hacia afuera, pues se busca que la energía negativa salga. Continúa sus peticiones para la sanación, barre el cuerpo de la persona y va recogiendo ‘la mala energía’ como un niño apuña la arena en la bahía.

Mientras esboza una sonrisa tímida comparte cuál es para ella el verdadero secreto para dar sanación a quienes la visitan «No hay que atender al paciente nada más por atenderlo, sino que te formas algo en tu corazón, que siento que mi corazón está muy grandote. A cada persona que me visita, me quito un pedacito de mi corazón y se los brindo. Yo creo que eso es lo más importante, dar amor para ayudarlos a sanar y que ellos me correspondan. Ese es el secreto de curar, el amor».

Para curar no sólo se vale de la herbolaria, la técnica de masaje Shiatsu y las limpias con huevos también forman parte de la terapia que ofrece.

«Yo pongo acupuntura, hago masaje tradicional Shiatsu, que es muy bueno porque vas conociendo qué puntos tocar para ayudar a cada órgano a funcionar correctamente, limpio la energía negativa del alma y voy prendiendo esa luz, esa aura».

De acuerdo a la definición de la curandera, el aura es la luz que nos rodea, esta luz se ve afectada por nuestro estado emocional y hay momentos en que se puede ‘romper’ o se puede desequilibrar. «La energía siempre está fluyendo alrededor de nosotros, y cuando se presenta un susto, un coraje, un accidente o hasta una alegría porque hasta de una alegría se puede desequilibrar el alma. Yo equilibro el alma con huevos, el huevo es muy importante porque es un embrión, es una materia neutra y eso nos ayuda a prender el aura, a pasarle energía positiva».

Dijo que la mayoría de sus pacientes han llegado enfermos por el desequilibrio álmico, a consecuencia lo manifiestan con dolores de cabeza, dolores de pies, de estómago, inapetencia, decaimiento u ojeras. Para eso, los limpia y les receta tratamientos que pueden ser tinturas, pomadas, tónicos o jarabes.

No fue extraño ver como sus ojos parecieron más iluminados y su sonrisa se volvió más ancha al preguntar cuál es la satisfacción que le deja realizar este trabajo, expresó que «Se siente mucha emoción cuando mis pacientes sanan, y sanan tan bonito que me brindan mucho amor y con el simple hecho de decirme “me siento bien, me ayudaste gracias” eso me da mucha alegría y me motiva a seguir adelante como curandera. Yo como todos también soy una persona enferma curando enfermos, y tampoco del todo soy limpia, no por eso no tengo problemas, pero precisamente eso debemos trabajar».

Finalizó invitando a las personas a mantener estabilidad en cuerpo, mente y alma «deben tener presente que debemos amarnos a nosotros mismos para poder amar, en segunda es lo que ya he dicho que es sanar pensamientos, sentimientos y desde luego que cuentan las acciones. Otro de los factores más importantes es saber pedir perdón, perdonar y saber reconocer nuestros errores. Amarnos y dar amor».

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