Texto y fotografía: Luis Daniel Nava
Chilapa, Gro., 05 de febrero de 2021.- En su última morada, Minerva le dijo a su esposo Francisco que continuara luchando por su hijo Everardo porque sentía que estaba vivo.
Este jueves Francisco Rodríguez Morales de 54 años permaneció discreto y en las últimas bancas de la iglesia de La Villa en Chilapa donde se conmemoró el tercer aniversario luctuoso de la muerte de su esposa, Minerva Bello Guerrero.
Bello Guerrero nació en 1966 en Omeapa y murió en el 2018 en su terruño tras perder la batalla contra un cáncer que se le complicó a raíz de la búsqueda por más de tres años de su hijo Everardo que fue llevado por la fuerza, junto a otros 42 estudiantes de la Normal de Ayotzinapa, por policías y delincuentes en Iguala.
“Lloró mucho”, confía a este reportero don Francisco a tres años de la partida de su esposa. Y a más de seis años de la desaparición de su hijo sigue sin conocer pistas de su paradero, el caso sigue estancado como al inicio.
“Nos sentimos como en cero, empezamos otra vez a lo mismo”, expresa sobre las últimas informaciones del caso que les ha dado funcionarios del gobierno federal y el propio presidente Andrés Manuel López Obrador.
Pero Francisco, de oficio obrero, dice no va desistir porque doña Minerva le dijo algo en su morada.
“¿Sabes qué?: Lucha por nuestro hijo porque siento que está vivo. Échale ganas, sigue hacia adelante porque siento que está vivo”.
Francisco Rodríguez, familiares y amigos recordarán de nuevo a Minerva Bello este sábado con un rezo en su tierra.
Omeapa, es un poblado del municipio de Tixtla con unos 400 pobladores, que vio nacer y crecer a Everardo Rodríguez, Emiliano Gaspar de la Cruz y Joshivani Guerrero de la Cruz, tres de los 43 estudiantes desaparecidos en 2014.