Texto: Jesús Saavedra
Chilpancingo, Gro., 14 de abril de 2021.- El director del Centro de Derechos Humanos de la Montaña «Tlachinollan», Abel Barrera Hernández consideró que armar a 34 niños de la comunidad de Ayahualtempa del municipio de José Joaquín de Herrera (Hueycantenango), es «inconcebible», pero que se trata de un grito desesperado para que las autoridades federales y estatales cumplan con su obligación de desarmar al grupo delictivo Los Ardillos que mantiene cercadas a decenas de comunidades indígenas de la Montaña baja.
Luego que el pasado sábado la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias, Policía Comunitaria de los Pueblos Fundadores (CRAC-PC-PF), dieran una exhibición del entrenamiento con armas que tienen 34 niños de esa localidad indígena de la Montaña baja, el director de ese Centro consideró que se trata de un «grito desesperado para llamar la atención».
Aseveró que en Guerrero hay regiones controladas por el crimen organizado, un de ellas es el corredor de Chilapa a Zitlala, Hueycantenango, donde denunció que el grupo criminal Los Ardillos mantiene a decenas de comunidades indígenas «cercadas y lo han denunciado desde hace 5 años».
Sostuvo que las familias de esas comunidades se sienten «inermes ante los constantes asesinatos, las desapariciones forzadas, el desplazamiento forzado, las amenazas constantes y desgraciadamente el actor armado de ese grupo criminal es el que manda porque la autoridad municipal está ausente o es cómplice; hay que recordar que en Chilapa van dos trienios gobernando un alcalde y no hay contención de ese grupo criminal».
Afirmó que el gobierno estatal «ha dejado crecer el conflicto, los Ardillos siguen armados, está la Guardia Nacional, el Ejercito, la policía del Estado pero no están desarmando a esos grupos armados, a esas comunidades no les queda otra que la auto defensa».
Abel Barrera indicó que en ese contexto, esa comunidad decidió armar y entrenar a 34 niños para la auto defensa, «entendemos que es una lucha simbólica para que volteen a ver a los pueblos indígenas, que volteen a ver a sus hijos con un fusil, eso es inconcebible en una situación tan deplorable por la pobreza, no debe suceder eso».
Subrayó que a Tlachinollan les «preocupa que sean los eslabones más débiles, las mujeres y los niños quienes se expongan a empuñar un arma como una forma que la autoridad y la opinión pública volteen a ver hacia esa zona; dicen que eso está mal, pero está mal porque el sistema está mal».
Afirmó que en Guerrero no hay «necesidad de que un niño empuñe un arma, está prohibido jugar porque les puede llegar una bala en la cancha o pueden interrumpir criminales, esa es la realidad en Ayahualtempa, no están actuando para poder impedir que se enfrenten».
Señaló que se ha establecido una estrategia de Seguridad a través de las Mesas por la Paz «donde ya deben saber el entramado de los grupos delincuenciales pero no se toman acciones, no se protege a la población, esa es la realidad y por eso este fin de semana fuimos testigos de como esos niños fueron armados».
Explicó que el gobierno estatal y federal no ha cumplido con enviar 3 maestros a esa localidad y atender a los estudiantes de secundaria, no ha construido 3 salones de clases, como tampoco se han construido las 9 viviendas para las viudas de Ayahualtempa, que fueron un compromiso que firmaron las autoridades.
Criticó que menos se ha cumplido la promesa de investigar los delitos de asesinatos en la región «no hay avances, el desmantelamiento de este grupo delincuencial no ha ocurrido; siguen con su retén en las comunidades de El Jaguey y Colotepec, frente está la Guardia Nacional y no entendemos qué pasa, si hay complicidad, el territorio está en disputa y es un tema que las autoridades deben tomar en cuenta de un fenómeno que no es aislado».
Agregó que como Centro no ven bien la demostración armada de esos menores de edad, quienes «tuvieron que disparar sus armas, eso no está bien, deben estar en las aulas, pero entendemos que llegaron a situaciones extremas protegiéndose de la delincuencia con menores de edad, no es la solución pero es una manera de gritar y que las autoridades pongan atención y cumplan con sus compromisos», finalizó.