Texto y fotografías: Luis Daniel Nava

Chilapa, Gro., 06 de mayo de 2021.- De nueva cuenta este cinco de mayo los tecuanis de Zitlala danzaron y se trenzaron a golpes como parte de su antiguo ritual de petición de lluvias conocido como Atsatsilistli y que inaugura el nuevo ciclo agrícola.

La ceremonia en el centro del poblado se realizó con acceso restringido al público como medida para evitar los contagios de Covid-19; no obstante, se reunieron más de 300 personas.

Las peleas entre dos bandos de tigres de la cabecera y las comunidades de Zitlala es la culminación de un ritual de petición de lluvia y buenas cosechas que inició desde el primero de mayo.

Y es parte de distintas ceremonias ancestrales que se realizan en la región conocida como Montaña baja desde Atliaca del municipio de Tixtla; La Esperanza, municipio de Mártir de Cuilapan y Acatlán perteneciente a Chilapa.

Desde principios de mes, pobladores realizan ofrendas en sus lugares sagrados identificados con una cruz cristiana, el más importante ubicado en un cerro a más de dos horas de camino.

Desde las primeras horas de este miércoles los peleadores ya se preparaban con oraciones, alistaban sus macanas hechas de reata mientras sus máscaras reposaban en una especie de nicho acompañadas de velas.

Arnulfo Tecruceño Valle, acompañado de su hijo de unos 12 años, se dio tiempo para acudir a visitar al panteón a su abuelo José María Valle que también fue peleador. Le prendieron un copal, le presentaron sus máscaras y las sogas de ixtle que llevarían a la batalla. En náhuatl le pidieron fuerza para el feroz ritual y la invocación para que haya lluvias y un buen temporal.

Por las calles empinadas y calurosas de Zitlala se escuchaba el eco de la música de las bandas que acompañaban a traer a sus domicilios a los peleadores de todos los barrios. Otros más como los de Tlaltempanapa llegaron a la ceremonia en una explanada en lo alto del barrio de San Francisco para danzar y luego pelear en alianza.

En las casas de los capitanes se repartió mole, barbacoa de chivo, cerveza y mezcal. Alimento y bebida para continuar recorriendo y bailando por las calles previo a la batalla en el coliseo central.

Por segunda ocasión desde que inició la pandemia en marzo del año pasado, el acceso fue restringido por los organizadores y las autoridades municipales.

No obstante, se permitió entrar al primer cuadro de la ciudad a familias de los tecuanis, vecinos, fotógrafos y reporteros.

El ritual, de acuerdo a Valle Tecruceño rememora una ancestral pelea entre Tezcatlipocatl (dios que todo lo da y todo lo quita) contra Quetzalcóatl (serpiente emplumada).

En el mismo municipio existe un centro ceremonial con dos monolitos con la cabeza de jaguar en la comunidad de Tlalcolzotitlán y un mural de pinturas rupestres en Tlaltempanapa que representan ya una confrontación entre hombres representados por felinos.

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