Texto y fotografías: Fabiola Ramos Gallo
Chilpancingo, Gro., 10 de mayo de 2021.- Un desaparecido es una herida abierta, un dolor constante; según lo describe Doña Guadalupe Rodríguez Narciso, la tristeza y el dolor se convierten en rabia. No obstante, si se estos se canalizan, los anhelos de justicia y la resiliencia son posibles a través de la organización, la fe y el acompañamiento.
Hace años que Guadalupe piensa en colectivo, en un bien común; tras la desaparición de su hijo se esfumó todo el concepto de individualidad para convertir su voz en la de más de 500 personas.
Como desde hace 7 años le encomienda a Dios sus enfermedades y se lanza a marchar, a buscar, a desentrañar respuestas y a encarar a las negligentes instituciones.
Tenía 30 años cuando desapareció dice Lupita quién trata de tomar fuerza para responder lo que sigue. Como de costumbre, Josué Molina Rodríguez llevó a su mujer al Tecnológico de Chilpancingo donde estudiaba contabilidad.
Eran las 16 horas con 20 minutos cuando la joven vio partir a su compañero. Un minuto después de acuerdo al último registro de llamadas de Josué, este recibió la llamada de una vecina y amiga que cursaba la secundaria en la Técnica número 30, era amiga de sus hijos.
A los pocos minutos tres hombres armados interceptaron el Jetta color negro de Josué que se encontraba justo afuera de dicha escuela. Según informa Lupita un reporte al 911 alertó del levantón a las autoridades, poco valió, los criminales huyeron rumbo a la policía preventiva.
“Fue hasta las 21 horas que llegó mi nuera alertada porque Josué no se comunicó después de dejarla, esto era raro pues ellos estaban en constante comunicación”.
Cabe mencionar que los secuestros estaban teniendo un alza en ese momento, tan sólo en tres amigos y familiares lejanos ya habían ocurrido dos, en ambos pidieron rescate por lo que Lupita y su familia tenían fe en que a esas horas o a la mañana siguiente llamaran para pedirles dinero a cambio de la liberación de Josué. Transcurrieron más de 12 horas y el teléfono jamás timbró y comenzó el peregrinar…
Con la denuncia interpuesta ante la fiscalía y ante la poca eficiencia y resultados de localización la familia logró tener acceso al estado de cuenta de Josué, alguien había hecho un retiro de efectivo desde su cuenta bancaria poco después de las de las 17 horas.
El miedo paraliza, Lupita es abogada litigante pero no experta en desaparición, “no lo comprendes hasta que te pasa» dice aún conmovida. El inicio de su incansable búsqueda.
Las visitas a diferentes estaciones de radio fueron constantes Lupita llamaba a la organización mi hijo está desaparecido por favor quién sepa algo o que esté en la misma situación búsquenme recitaba el lamento de una madre en angustia. La respuesta fue mucho mayor llegaban a buscarla por montones Y es que en Chilpancingo diario hay desaparecidos.
Así surge el Colectivo de Familiares de Personas Desaparecidas y Asesinadas de Chilpancingo, lo que viene es la parte más complicada, mantener activos a los familiares. Lupita reconoce que de 500 integrantes sólo 200 personas están activas acudiendo a las marchas, plantones, búsquedas y respaldando a otros familiares.
-¿Por qué se desiste, porque apostar al olvido?
-Por dolor y por economía, esto te desgasta física, mental, emocional y económicamente. Hubo quien dijo o trabajo para sacar adelante a los más pequeños que se quedaron y dejo las búsquedas, o se mueren de hambre.
Por medio de gritos huelgas de hambre que han pasado factura a logrado un apoyo mensual de $2000 para cada familia del colectivo y así han logrado que un poco pero vayan sumando esfuerzos aunque no ha sido suficiente.
“En este camino tenemos que perder el miedo yo lo perdí, perdí el temor a gritar, a encarar al gobernador, al presidente, a quienes deben procurar la justicia. Perdí lo más valioso y hermoso de mi vida perdí a un hijo, no puedo perder más” sostiene entre lágrimas Lupita.
Si bien reconoce que el acompañamiento desvanece el dolor recordar la ausencia de su hijo la quiebra:
“Recordar mi embarazo es lo más triste, Josué es mi segundo hijo llegó a nuestras vidas un 30 de noviembre de 1983 nació en Chilpancingo. Lo recibimos con mucho amor. Siempre fue un niño muy sano, muy desenvuelto; Una maestra en alguna ocasión me dijo tiene un hijo muy travieso así me gustaría que fueran todos los niños en sus travesuras aprende, es muy inteligente”.
Dichas actitudes hicieron que Josué fuera un erudito en todo lo que se proponía: ingeniería, estética automotriz, electrónica y derecho son sólo algunas de las ramas qué Josué exploró y logró emplearse de ello.
La vochomanía es el pasatiempo más grato de Josué por mucho tiempo perteneció a un grupo de aficionados por los vochos. En este destacó por las conversiones que realizó, de las más aplaudidas fue la que se muestra en la siguiente fotografía.
Anhelos no concretados
Meses antes de su desaparición Josué ingreso a laborar en el Tribunal de Justicia del Estado de Guerrero, donde realizó su servicio social con la Magistrada Lambertina Galeana Marín quien notó aptitudes positivas en él por lo que lo contrató al término del mismo. En este lapso, el joven se encontraba en proceso de titulación, únicamente realizaba trámites.
“Él soñaba con llegar a ser Ministro de la Suprema Corte y todos sabíamos que lo lograría, tenía la capacidad para eso y más”.
Con su desaparición no sólo se truncaron sus sueños, sino la de todo el círculo familiar, principalmente de sus 3 hijos y de su madre quien dejó de trabajar y desistió a la intención de cursar una maestría. Su objetivo fue y sigue siendo hasta hoy encontrar a su hijo.
De sus nietos, el más pequeño es quien más se ha involucrado en el caso de su padre, constantemente pregunta por el proceso y en momentos de angustia ha reprochado a Doña Lupita.
“Abuela, llevas mucho tiempo en esto, no me estás dando resultados».
Entre el llanto, detrás del estrés postraumático, la diabetes y las constantes enfermedades respiratorias existen momentos e historias de resiliencia, la creación del colectivo ha cobijado a una gran cantidad de personas que buscan el apoyo moral y hasta económico.
“Esto fue un gran paso, quién más puede entender a una madre que busca a su hijo, sino otra madre en la misma circunstancia. Yo hubiera querido que cuando se llevaron a mi hijo alguien me abrazara y me escuchara, pero no, no había grupos que nos ayudaran».
Lupita asegura que sin duda ayudar y pensar en el otro es la mejor terapia, el poder dar seguimiento y acompañamiento en este proceso alivia el dolor y la tristeza.
En este transitar, han logrado la localización con vida de muchas personas, específicamente recuerda 5 casos de menores hallados aunque en condiciones lamentables con huellas de tortura, violadas o golpeados.
Por otra parte, en contubernio con peritos de la Fiscalía General de la República, Policía Federal Ministerial, Guardia Nacional y la Comisión Estatal de Búsqueda han hecho las brigadas de búsqueda en Guerrero.
De estas, destaca el amplio hallazgo y registro de fosas clandestinas principalmente en el municipio de Acapulco y en Leonardo Bravo. En tanto, afirma que en Chilpancingo, la localización ha sido menos fructífera.
Puntualizó que tan sólo en lo que va del 4 al 8 de mayo han encontrado 6 cuerpos en la Barranca de la Virgen ubicada entre las localidades de Chichihualco – El Naranjo. En esta misma, en 2015 habían localizado aproximadamente 70 cuerpos.
Doña Lupita, tiene 62 años de edad, casi 7 han sido de dolor, lucha y resistencia. En su caminar a logrado apoyar a otras familias y hoy ha concretado alianzas con diferentes colectivos alrededor del estado y el país. Entre los más recientes, destaca el realizado con el Colectivo ‘Ni una más’ encabezado por la feminista Yessenia Zamudio; con ella, se obtuvo un convenio de colaboración con la Comisión Nacional de Derechos Humanos y el reconocimiento de Yessenia Zamudio como víctima y su incorporación al Registro Nacional de Víctimas.