Texto y fotografías: Fabiola Ramos Gallo

Acapulco, Gro., 12 de agosto de 2021.- Ante el aumento de decesos por Covid-19 en Acapulco, sepultureros del panteón Municipal ‘El Palmar’ están en espera de ampliar una tercera etapa, después de las más de 400 fosas que ya se han habilitado desde el inicio de la pandemia.

Los trabajos en el Palmar son arduos, una primera parte es el cansancio físico, hacer mezcla o abrir fosas bajo el abrasante sol característico del trópico resulta desgastante; otra parte de este trabajo es forjar carácter para evitar contagiarse del dolor ajeno, aplicar las medidas sanitarias entre sepultureros resulta casi imposible.

Esta tarde al igual que todas, los sepultureros de dicho cementerio se encuentran al pie, recibiendo como diariamente a decenas de acaecidos por el nuevo coronavirus en las 2 áreas habilitadas.

Un joven de aproximadamente 18 años, se encuentra entre las tumbas revolviendo mezcla para hacer las tapas de las criptas de 3 muertos que recibieron apenas rayando el medio día.

Daniel, al igual que otros 20 sepultureros, está presto como desde hace un año para brindar su servicio en el camposanto, mismo en el cual narró las 200 fosas hechas recientemente ya están siendo ocupadas.

En palabras propias dice no tener algún sentimiento negativo por realizar este trabajo, de ello vive aunque menciona que no tiene un salario fijo, pues cabe mencionar que de 20 personas que desempeñan está labor, solo 2 son empleados basificados del Ayuntamiento; son los únicos que perciben un recurso seguro.

Entre esas 2 personas, se encuentra Marco Rodríguez Gallardo, trabajador del municipio quien relató llegó ahí desde el año 2003. Mencionó que al inicio de la pandemia sólo se habilitó un terreno en el cual se abrirían 300 fosas, ante la gran cantidad de muertes hasta hoy el número ha aumentado a 370.

Si bien, comentó que ya se han hecho más espacios en otro terreno donde recientemente se abrieron 200 fosas, ahora se espera una tercera etapa en la parte trasera del cementerio.

Aún con ello, refirió que hay un descenso en el número de entierros, pues de 12 o más fallecidos que enterraban el año pasado, ahora el promedio va de 3 hasta 8 como máximo.

Respecto a la salud de los sepultureros, Rodríguez Gallardo mencionó que todos han llegado a tener síntomas relacionados al covid; sin embargo, el contagio no se ha hecho oficial al no realizarse pruebas de detección.

En sus palabras, expresó que el ver cómo se van saturando las áreas destinadas para las víctimas de COVID-19 «se siente un poco de temor… Va llegando carroza tras carroza y te das cuenta que nos puede pasar a nosotros como a cualquier otro ser humano».

Abundó que muchas veces ha sentido discriminación por parte de quienes saben cuál es su oficio, ya que creen que el estar en constante exposición con fallecidos por el virus lo puede hacer portador.

Admitió que ahora ya cuentan con un poco más de apoyo, la maquinaria pesada ha ayudado mucho para ir abriendo más fosas; sin embargo, al inicio de la pandemia les tocó cavar a pico y pala, un trabajo que dura hasta 2 horas por fosa.

Contrario a Daniel, Marco Rodríguez manifestó sentir el dolor de quienes acuden a enterrar a sus familiares, principalmente cuando son jóvenes, el dolor y la tristeza es distinto puntualizó.

Esta próxima labor de expansión de fosas para muertos por Covid-19 se da en medio de una tercera ola de contagios, donde Acapulco tiene hasta el corte de este medio día 431 casos activos y acumula un total de 2 mil 284 defunciones.

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