Texto y fotografías: Luis Daniel Nava

Chilapa, Gro., 09 de junio de 2022.- La señora María Josefa no soportó el gasto en material de curación, estudios, medicinas y alimentación que le exigían en el nuevo hospital general de Chilapa por lo que tuvo que sacar a su esposo, quien se encontraba internado en ese nosocomio a causa de una caída derivada de otras afecciones.

De nada sirvió que su esposo José Antonio tenga su seguro del Instituto de Salud para el Bienestar. En siete días la familia gastó 17 mil pesos.

Ahora en su hogar en Ocuituco, Josefa clama ayuda a la gobernadora Evelyn Salgado y del alcalde de Chilapa para atender a su esposo que ya cuenta con dos llagas por la inmovilidad.

La comunidad de Ocuituco está a unos 4 kilómetros de la cabecera, en una zona alta y boscosa. De pobreza extrema habitan poco más de 500 pobladores.

José Antonio García, tiene cinco hijos: Alex de 20 años, Guadalupe de 18, Miguel Ángel de 15, Nayeli de 14 y Julio de 11.

La mayor parte de su vida la ha dedicado a la albañilería. El pasado lunes 9 de mayo sufrió una caída en una construcción en Ayutla de los libres. Dice que sintió que todos los huesos se le aflojaron. En ese trabajo también está su hijo de 20 años.

A José Antonio ya no le respondieron sus pies y tampoco aguantaba el dolor. Pidió a su familia que le buscara una camioneta en su comunidad para que fueran por él hasta el cuarto donde rentaba junto a su hijo de 20 años, también empleado en la construcción.

El miércoles 11 de mayo lo trajeron a Chilapa; tan solo el costo de traslado fue de 6 mil pesos.

El sábado 14 de mayo fue llevado por su esposa y sus hijos al hospital general de Chilapa. Ahí empezaron a pedir prestado porque tenían que pagar prácticamente por los insumos del servicio médico y la comida. Ya no pudieron pagar la ambulancia hacia Chilpancingo porque les pedían al menos 3 mil 600 pesos.

El martes 17 de mayo, la gobernadora, Evelyn Salgado, el director general del Instituto de Salud para el Bienestar, Juan Antonio Ferrer y un puñado de funcionarios federales y estatales inauguraron el nuevo hospital general de Chilapa.

Ahí el director del INSABI y la gobernadora presumieron su equipamiento y la compra de medicamentos por 140 millones de pesos. En su boletín del INSABI dijo que era para garantizar los servicios de salud gratuitos y de calidad a la población de la región sin seguridad social.

José Antonio fue traslado ahí al siguiente día. Ya contaba desde el 14 de mayo con su tarjeta de salud para el Bienestar, que indica que tiene derecho a los servicios de salud, no obstante los gastos para su familia no pararon hasta que se les acabó el dinero.

El diagnóstico de Antonio García fue de gravedad, los doctores le dijeron a su esposa que podría estar otras dos a tres semanas internado pero ya no tenía dinero para seguir pagando material de curación y las tres comidas diarias que tienen un costo de 40 pesos cada una, además de la comida de ella y dos de sus hijos.

Su diagnóstico asentado en su “alta voluntaria” es síndrome febril, síndrome de respuesta inflamatoria sistémica, síndrome de Cushing externo u hormona del estrés, síndrome de resistencia a la insulina, infección de tejidos blandos, diabetes tipo 2 descompesada, tumor de riñón derecho, ataque agudo de gota, anemia moderada y escara lumbrosa grado I o una úlcera por presión.

El alta se realizó el pasado 20 de mayo y a 20 días, hasta ayer miércoles 8 de junio, José Antonio sigue postrado en un viejo colchón colocado en el suelo.

La úlcera o llaga de 20 por 18 centímetros ya ha avanzado hasta el hueso de la cadera y presenta piel muerta. Un vecino y una doctora de manera voluntaria le han hecho curaciones y le administran insulina. Algunos otros vecinos de Chilapa le han llevado poca despensa para que su esposa y su hijo sobrevivan.
 
Ya ni siquiera piensan en las deudas que contrajeron en Caja Popular y Elektra donde los intereses siguen incrementándose.

La señora María Josefa teje cajas de palma; su venta de 800 semanales ha caído a la mitad al dedicar la mayoría de su tiempo a cuidar a su esposo; lo auxilia Julio de 11 años que tuvo que salir de la escuela, en parte porque su maestro y compañeros lo burlaban por su bajo desempeño.

Sus otros dos hijos varones se regresaron a trabajar y su hija Nayeli de 14 años con buen aprovechamiento escolar optó por salir de la escuela e irse a trabajar a Chilapa para pagar las deudas que contrajeron.

Josefa de 39 años calcula que han gastado unos 17 mil pesos por lo que pidió la ayuda del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador; a la gobernadora Evelyn Salgado; al alcalde Aldy Esteban Román y a la población en general para poder salvar a José Antonio, su esposo.

“Le pido a la gobernadora Evelyn Salgado que me ayudara, que me apoyara, que se hiciera la operación (del tumor) que él necesita. Tenemos niños pequeños, tengo una hija que tenía una ilusión de ser maestra. Sus hijos se enfadan porque no nos alcanza para los medicamentos, para operarlo, para que se cure, lo queremos ver parado o sentado acá afuera».

“Le pediría mucho a la gobernadora que me apoyara en todo, la verdad aquí no las puedo, no hay ni de donde jalar dinero, ni donde apoyarnos”, dijo.

En el patio de la vivienda de tabicón y algo de tabique con techo de lámina hay juguetes tirados de Julio, sólo sus perros El Niño y el Jerry observan hacia dentro de la casa que permanece en silencio. Afuera solo se oye el chiflido que el viento hace en las ramas de los árboles, al fondo sonidos de pollos y guajolotes.

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