Texto: Juan Blanco

Fotografías: Eric Chavelas

Chilpancingo, Gro., 13 de julio de 2022. – El director del Centro de Derechos de las Víctimas de la Violencia «Minerva Bello», el sacerdote José Filiberto Velázquez Florencio denunció que en los últimos días ha sido víctima de persecución política por parte de las autoridades estatales y federales, por lo que, manifestó, teme por su vida y de las de quienes lo acompañan, y pesar de que reconoció llorando que es duro para él asimilar esta situación, aseguró que no se esconderá ni huirá, al contrario, anunció, continuará con su labor social.

Este hecho se da en medio de la ola de violencia que han venido sufriendo religiosos, sobre todo del sector católico, como es el caso de los dos sacerdotes jesuitas Javier Campos y Joaquín Mora, asesinados junto con el guía de turistas Pedro Palma y el ciudadano Paul Berrelleza Rábago en el poblado de Cerocahui, municipio de Urique, ubicado en la Sierra Tarahumara del estado de Chihuahua, el 20 de junio pasado.

Este incidente surge también frente a los discursos que ha pronunciado en sus últimas mañaneras el presidente Andrés Manuel López Obrador contra la Iglesia Católica, por las constantes exigencias que ha hecho llegar este sector al mandatario federal de que cambie su estrategia de seguridad afincada en su frase de «abrazos no balazos», al no dar resultados ante la escalada de crímenes.

Ante ello, el activista llamó al Ejecutivo federal a que «tenga cuidado con el lenguaje que utiliza porque a manera de que habla públicamente a nivel nacional de los sacerdotes, de la Iglesia, tachándonos de casi incendiarios, de violentos, ha dado permiso para que seamos atacados por la opinión pública».

Relato de hechos

En declaraciones en las instalaciones que albergan la Casa del Peregrino denominada «Capellanía Nuestro Señor de la Salud», el cual administra con anuencia de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa, Velázquez Florencio dijo que, desde el Centro «Minerva Bello» y desde su vocación sacerdotal, le ha dado acompañamiento a las familias que buscan justicia para sus asesinados y desaparecidos.

Muestra de ello, recordó, fue el bloqueo que, con el acompañamiento de estudiantes de Ayotzinapa, realizaron el 27 de junio pasado en los cuatro carriles de la Autopista del Sol, a la altura del punto conocido como el Parador del Marqués, en donde también participaron habitantes del poblado de San Jerónimo Palantla, municipio de Chilapa, e integrantes del Frente Popular «Francisco Villa» (FPFV), para exigir a la gobernadora Evelyn Salgado Pineda la búsqueda y localización con vida del indígena José Abundio Bolaños Calvario, levantado cerca de Alcozacán el 29 de mayo, zona donde opera el Cipog-EZ y la CRAC-PC-PF.

Agregó que ese día también bloquearon casi al mismo tiempo maestras y maestros de la Coordinadora Estatal de los Trabajadores de la Educación en Guerrero (CETEG) quienes, aunque no lo mencionó el clérigo, exigían recategorizaciones, regularización de claves bajas, pagos de horas, basificaciones, entre otras demandas en materia laboral y educativa.

Señaló que en el transcurso de la protesta, el titular de la Secretaría General de Gobierno, Ludwig Marcial Reynoso Núñez, en lugar de dialogar con él y con otros más que encabezaban la manifestación, lo reportaron con el obispo José de Jesús González Hernández sobre la actividad, a quien además lo cuestionaron sobre sí él era verdaderamente un sacerdote adscrito a la Diócesis Chilpancingo-Chilapa o si venía fuera del estado.

Añadió que al día siguiente del bloqueo, la Secretaría General de Gobierno lo señaló de ser el responsable de trasladar a los manifestantes a Chilpancingo y obligarlas a apostarse en la vía de comunicación federal, «y que por lo tanto yo era el responsable del accidente vehicular» que se registró en la Autopista del Sol con dirección a Cuernavaca, a unos dos kilómetros de donde se estaba llevando a cabo el bloqueo, que dejó un saldo de 12 personas lesionadas, denunció.

«Al siguiente día, la Mesa de Coordinación para la Construcción de la Paz hizo un comunicado en el que informó que se había iniciado una denuncia por los hechos, mencionando solamente a los cetegistas y al Frente Popular ‘Francisco Villa’ (…) No me mencionaron a mí», expresó, sin embargo, dijo que «por la información que yo tenía de primera mano -salió del estado-, sabía que me estaban señalando a mí aunque en ese momento no lo hicieron de manera pública, lo están haciendo de manera privada y hoy me doy cuenta de que existe esta investigación en curso contra mi persona», dio a conocer.

La FGR va y lo intimida

En ese sentido, informó que este miércoles por la mañana agentes ministeriales de la Fiscalía General de la República (FGR) fueron a buscarlo a la Casa del Peregrino, ubicada frente al Hospital General «Raymundo Abarca Alarcón», para recabar información y posiblemente en un futuro entregarle una notificación judicial, pero que al notar que no se encontraba, comenzaron a cuestionar a los jóvenes que realizan su labor social en el albergue: «les preguntaron que dónde estaba, que qué hacía, cuál era mi teléfono, si aquí vivía, si esto (la Casa del Peregrino) pertenece a la Diócesis».

Agregó que cuando los oficiales se retiraban, él iba llegando en su vehículo por lo que se detuvieron «y de inmediato se dirigieron hacia mí porque ya porque ya sabían que era yo; me llamaron por mi nombre y tenían una hoja que decía: ‘Hoja de información’, y me pidieron que les diera una entrevista con el fin de que obtuvieran mis datos», narró, sin embargo, él les preguntó si traían alguna orden «y me dijeron que no, que era una investigación que estaban haciendo por lo del (bloqueo en el) Parador del Marqués para que después me notificaran».

«Yo les dije que les daba esa información ante un ministerio público, bajo un citatorio porque pues no traían. Después de eso, se retiraron y esto es lo que pasó en este día», comentó.

Velázquez Florencio manifestó estar preocupado no porque se sienta responsable de haber cometido algún delito, aclaró, sino por la forma en que el Gobierno Estatal y Federal busca «amordazarlos» e «intimidarlos» con estas acciones jurídicas en su contra, y consideró estar siendo perseguido políticamente por el Estado Mexicano.

Y es que contó que «muy casualmente, subo a la comunidad de San Jerónimo Palantla para realizar una misa por el tercer año del asesinato de la luchadora indígena Salvadora Chávez, cuando en el retén del poblado de Tula, los policías estatales me bajaron de mi vehículo, lo abrieron sin mi autorización, me gritaron, me ofendieron, me tacharon de drogadicto, me tacharon de borracho. Entonces, para mí esa es una intimidación directa a mi trabajo, y misteriosamente, dos días después los ministeriales vienen hasta aquí donde me encuentro», señaló.

Consideró que estas intimidaciones y visita al lugar donde trabaja, son mensajes enviados por las autoridades de que los están observando y señalando como si fueran delincuentes cuando, explicó, su único trabajo es defender las causas.

Teme por su vida

-¿Teme por su vida?-, se le preguntó

-Sí, pero yo temo más por las personas que están conmigo, que puedan verse afectadas por esta persecución. Por mí, pues no temo, yo estoy dispuesto, ¿No?, Yo creo que al elegir este camino sabemos cómo podemos terminar; hay muchos ejemplos de esos, en la Iglesia, en la lucha social-, respondió llorando.

Manifestó que para él es muy duro de asimilar la situación por la que atraviesa «porque no sabemos en dónde están los delincuentes, dónde están los que asesinan, el que desaparece, quién envenena al pueblo y puede negociar y dialogar con ellos, y nosotros que estamos desprotegidos, buscando hacer el bien común, se nos trata así», expresó.

Sin embargo, anunció que, desde el Centro Minerva Bello y desde su vocación sacerdotal, continuará con su labor social y dándole acompañamiento a las familias víctimas de la violencia, pero también buscará autoprotegerse y el acompañamiento y acuerpamiento con otras organizaciones sociales, las iglesias y con sus homólogos sacerdotes, pues acusó que el mecanismo de protección al que está inscrito no funciona, y no descartó también interponer una queja ante la CNDH por violaciones a sus derechos humanos.

Aseguró que a pesar de esta persecución, «yo no voy a huir, escapar o esconderme; ya saben dónde estoy, yo voy a seguir aquí, y en el momento que me citen a declarar, yo iré a hacer lo conducente», indicó.

Llamados

Este hecho se da en medio de la ola de violencia que han sufrido religiosos, sobre todo del sector católico, como es el caso de los dos sacerdotes jesuitas Javier Campos y Joaquín Mora, asesinados junto con el guía de turistas Pedro Palma y el ciudadano Paul Berrelleza Rábago en el poblado de Cerocahui, municipio de Urique, ubicado en la Sierra Tarahumara del estado de Chihuahua, el 20 de junio pasado.

Este incidente surge también frente a los discursos que ha pronunciado en sus últimas mañaneras el presidente Andrés Manuel López Obrador contra la Iglesia Católica, por las constantes exigencias que ha hecho llegar este sector al mandatario federal de que cambie su estrategia de seguridad afincada en su frase de «abrazos no balazos», al no dar resultados ante la escalada de crímenes.

Ante ello, el activista llamó al Ejecutivo federal a que «tenga cuidado con el lenguaje que utiliza porque a manera de que habla públicamente a nivel nacional de los sacerdotes, de la Iglesia, tachándonos de casi incendiarios, de violentos, ha dado permiso para que seamos atacados por la opinión pública porque después de que realizamos recientemente una actividad pacífica, una peregrinación, una misa, y que se publicó en los medios de comunicación, yo pude ver en los comentarios un espejo de lo que el presidente le reclamó a la iglesia de que estamos promoviendo la violencia», reiteró.

Por lo anterior, planteó: «yo pediría que primero se conozca todo el bien que hemos hecho, todo el trabajo, ante la ausencia de las autoridades de justicia, ante la ausencia de las autoridades en materia social, y no simplemente se haga un uso irresponsable de un discurso sin saber el contexto, yo creo que eso no ayuda», consideró.

Al resto de las religiones, les pidió que, «de igual forma, conozcan el trabajo y no se hinquen ante el César porque pareciera que se les olvida que nosotros nos debemos a Dios y no a los políticos», refirió, mientras que a la sociedad, la llamó a «ser más empática y conozca también el contexto porque lamentablemente como estamos en esta situación, no lo hacemos con algún dolo hacia alguna persona sino contra un sistema que lo que nos deja son muertos, desaparecidos y presos, y esos los pone la sociedad, y en cualquier momento cualquiera de nosotros puede estar en ese estado de vulnerabilidad, y lo único que queremos es que la sociedad se sienta más segura y pueda prosperar», finalizó.

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