Texto: Bernardo Torres Morales
Chilpancingo, Gro. 09 de abril de 2023.- Hasta siete penales estatales y federales tuvieron que pisar los presos políticos y sobrevivientes de la Masacre de Aguas Blancas, como estrategia del Gobierno Estatal de mantenerlos alejados de sus familias, relató el ex preso político de la Organización Campesina de la Sierra del Sur (OCSS), Gerónimo Hernández Refugio.
Recordó que en su caso estuvo preso en diferentes cárceles estatales y federales, como los Ceresos de Acapulco, Iguala, Chilpancingo, Taxco, los Ceferesos No. 14 con sede en Durango, Cefereso No. 15 con sede en Chiapas y en el Cefereso No. Del Altiplano.
Gerónimo Hernández Refugio, es uno de los sobrevivientes y preso político de la Masacre de Aguas Blancas en el Municipio de Coyuca de Benítez en 1995, donde murieron emboscadas por la Policía del Estado 17 campesinos integrantes de la OCSS.
A raíz de la masacre, indicó que lejos de que se hiciera justicia, empezó una persecución en contra de miembros de esa organización, que derivó en decenas de detenidos, algunos de los cuales hasta la fecha siguen tras las rejas.
Luego de cumplir una condena de 20 años, Hernández Refugio al fin dejó la cárcel el pasado, 10 de febrero, tras ser detenido en el año 2022 por exigir la libertad de sus compañeros detenidos previamente.
Recordó que el 26 de septiembre de 1997 fue sacado de su domicilio por elementos del Ejército Mexicano y Policía del Estado, le vendaron los ojos, lo esposaron de pies y manos y lo sometieron a tortura física y psicológica, sin informar a su familia sobre su paradero.
Las acusaciones en su contra eran por presuntamente pertenecer al Ejército Popular Revolucionario (EPR) por lo que le exigían información respecto a los líderes a cambio de dinero y traicionar la lucha, luego fue liberado.
Sin embargo el 20 de octubre de 2002, fue detenido nuevamente cerca de la cabecera del Municipio de Coyuca de Benítez, donde lo sometieron a tortura, lo hicieron firmar papeles en blanco para luego fabricarle el delito de Tortura en agravio del hijo de un ganadero.
Tras cumplir su sentencia, adelantó que no abandonará la lucha social por el desarrollo de sus comunidades, por la promoción del campo, pero sobre todo para lograr la libertad de sus compañeros que siguen presos por estas causas, entre ellos, Orlando Ávila Mesino y Antonio Barragán Carrasco.
Expuso que Aguas Blancas no es un caso cerrado, pues en esa masacre y posterior persecución perdió familia, amigos y compañeros de lucha, y mientras recuerde los nombres de las víctimas seguirá exigiendo justicia.
«Aquí seguimos en pie de lucha, con la frente en alto y que se haga justicia por la sangre derramada de nuestros compañeros caídos, y a pesar de que caí en la cárcel muy joven aquí estamos», puntualizó.