Texto y fotografías: Bernardo Torres Morales
Nuevo Caracol, Gro. 30 de agosto de 2023.- Sembrando el terror con irrupciones armadas, ataques con explosivos desde drones y cierre de caminos, es como el grupo criminal «La Familia Michoacana» se ha apoderado del Municipio de Apaxtla de Castrejón y avanza hacia pueblos de Heliodoro Castillo.
El punto de choque con su grupo rival «Los Tlacos» se da actualmente en la comunidad de El Nuevo Caracol, el cual lleva bajo ataque desde el mes de febrero, lo cual mantiene a unos más de 100 habitantes prácticamente sitiados.
La población se dice ajena a dicha confrontación, pues su oficio es la pesca y la siembra de maíz, actividades que durante todo este año ni siquiera han podido ejercer por los constantes ataques.
Refieren que luego de que la Familia Michoacana tomó el control de la cabecera municipal de Apaxtla, su avance siguió hacia los pueblos que están en la ribera del Río Balsas donde convergen los Municipios de San Miguel Totolapan, Arcelia, Heliodoro Castillo y Cocula.
Los pueblos pequeños fueron víctimas del sometimiento, los que no se sumaron fueron saqueados, desplazados, sus jóvenes fueron reclutados para formarlos como sicarios, sus animales y cosechas fueron tomados por la fuerza, dejando a su paso solo pueblos fantasmas.
Teniendo como límite el Río Balsas, y un destacamento militar sobre el único paso entre Apaxtla y Tlacotepec, los habitantes del Nuevo Caracol se creían protegidos y que a ellos no llegaría esta «suerte».
En febrero de este año, fueron tomados por sorpresa, pues desde los cerros fueron atacados a balazos con armas de grueso calibre que perforaron los techos de lámina, impactaron en escuelas y domicilios particulares, sin que hubiese víctimas.
Ante el primer ataque, los pobladores teniendo en cuenta los antecedentes de otros pueblos, decidieron armar una resistencia, no estaban dispuestos a dejarles su comunidad a este grupo de «maleantes», y con las pocas armas que contaban empezaron su autodefensa.
El 03, 08 y 15 de Mayo, ya no fueron ataques con balas, sino que dicho grupo criminal inició ataques con artefactos explosivos utilizando drones.
Techados de cancha, mercado, iglesia, escuelas y casas dan testimonio de tales ataques, en las calles se aprecian huellas de las explosiones, las paredes y fachadas perforadas por las esquirlas y que el fin de semana pasado cobraron finalmente la vida de un joven que estaba de paso por la localidad.
El pequeño poblado que era un lugar de ensueño en 1985 cuando fue reubicado por la construcción de la Presa Hidroeléctrica lucía como pueblo mágico con sus calles adoquinadas, ahora luce desolado, tal cual un campo de guerra.
De 200 habitantes, ahora quedan poco más de 100 que no pueden salir. Hacia Apaxtla el camino está bloqueado con un montículo de tierra que impide el paso a todo tipo de vehículos, y cuando pretenden salir hacia Tlacotepec son atacados a balazos en el trayecto del río.
De acuerdo con el comisario, todos los llamados al Gobierno del Estado han sido inútiles, los funcionarios enviados ni siquiera les creen y los llaman «exagerados», en la Policía del Estado no confían, pues la vinculan a la Familia Michoacana, mientras que el gobierno municipal de Heliodoro Castillo se limita a mandar despensas de vez en cuando.
Todo el año los niños no han tenido clases, ni presenciales ni virtuales, la red de energía eléctrica funciona a medias, la cadena de suministros de víveres está suspendida, tampoco hay médico ni medicinas.
Una caravana de ayuda humanitaria llegó este martes encabezada por el director del Centro de Derechos Humanos y Atención a Víctimas «Minerva Bello» Filiberto Velázquez, a quien la gente expuso sus necedades y su intervención ante los tres niveles de gobierno para frenar este infierno que están viviendo.
Más allá de pedir seguridad para su comunidad y el restablecimiento de los servicios, pidieron que el Gobierno detenga a los criminales que los asedian, señalan que han dado referencias de quienes son y en que poblados se ocultan, pero no actúan.
La historia no se cierra, y queda en el suspenso, aseguran que en cualquier momento los ataques armados y con explosivos se reanudan y solo esperan que los siguientes no cobren víctimas.