Carlos Marx Barbosa Guzmán
Se han incrementado casos donde ha habido habitantes que son obligados a abandonar sus inmuebles, por diversas presiones, tanto económicas como delincuenciales, para beneficiar a unos cuantos que obtienen millonarias ganancias por ese tipo de prácticas ilegales.
¿Qué es la gentrificación? Es un fenómeno urbanístico en el que un barrio, colonia o una parte importante de cualquier ciudad, se renueva y adquiere una plusvalía (incremento de su valor), que resulta atractivo para los turistas y los sectores sociales de mayor nivel económico.
Este fenómeno suele darse en vecindarios humildes que se ubican cerca de importantes centros urbanos, en los que se va desplazando, de manera gradual, a los vecinos de clase baja que habitaban originalmente en la zona. Y para ello, se comienza con la llegada de una clase con mayor poder adquisitivo, que compra los inmuebles del área para venderlos o rentarlos a mayor valor.
Este proceso provoca una mejora en los inmuebles, además de un crecimiento y un desarrollo comercial que conlleva a un desplazamiento de las zonas residenciales humildes, debido a que desaparecen pequeños mercados y las tiendas de abarrotes y en su lugar se establecen grandes centros comerciales cuyos precios de sus productos son mayores. Además de que eso ha provocado que se revalúe la propiedad y por ende, el predial se incrementa y los cobros de los servicios públicos como el agua y la luz, pasan a ser de uso doméstico popular a la de zona residencial o comercial.
Para que todo eso apresure la salida de la población de escasos recursos económicos, la regulación por parte de las autoridades municipales resulta un factor clave para el control de uso del suelo.
El origen de la palabra proviene del neologismo inglés gentry, que significa “alta burquesía” y fue empleado por primera vez en 1964 por la socióloga marxista Ruth Glass, para intentar explicar la realidad de los procesos de la época que estaban teniendo lugar en varias ciudades de Londres.
El término gentry aludía de manera despectiva a la pequeña nobleza terrateniente de Inglaterra o a las personas de la “buena sociedad”.
La gentrificación no es un proceso espontáneo, sino que es el fruto de emprendimientos especulativos planeados estratégicamente, y promovidos por grupos inmobiliarios y entidades de crédito, quienes han ocupado como aliados a funcionarios corruptos para que les autoricen sin tanto trámite tanto las nuevas urbanizaciones como el cambio de uso de suelo. Es un fenómeno que requiere de grandes inversiones para lograr la compra y la rehabilitación de una gran cantidad de propiedades.
La gentrificación ocurre por la acción de diversos agentes, como:
• La compra y venta de inmuebles. Grupos financieros compran edificios completos para que cada título de propiedad ingrese a la bolsa de valores (en la que se negocian para la compra y venta tanto títulos, acciones, bonos o deudas públicas). Esta actividad genera un incremento en el valor de las propiedades.
• Las nuevas tiendas de categoría. Locales como cafés, bares y comercios que atraen a una clientela moderna y pudiente, son uno de los principales factores que conllevan a un cambio de imagen de la ciudad y permiten atraer a turistas o ciudadanos de mayor poder adquisitivo.
• Las autoridades locales. La legislación local y las negociaciones entre las autoridades e inversores, resultan factores indispensables para llevar adelante este tipo de procesos. Y aunque se supone que la toma de decisiones y de acción por parte de las autoridades, debe contemplar la mejor manera de adaptación para todos los sectores sociales, en la práxis no sucede de esa forma y los únicos beneficiados han sido los inversores.
Como consecuencia de lo anterior, la población de economía precaria y algunos ya de la tercera edad con varias décadas de residencia en esa zona, resulta desplazada por otra de mayor poder adquisitivo que sí puede afrontar los elevados costos de los inmuebles tanto para la venta como para la renta.
La revalorización del terreno no se debe solo al notable valor histórico que pueda significar una ciudad o a su atractivo natural, sino que el factor que genera un incremento del valor de los inmuebles es la inversión financiera en la ciudad, que la vuelve atractiva por su desarrollo urbano y comercial, lo que genera mayor demanda de venta o renta de inmuebles.
La gentrificación ocurre con una economía centrada en la proyección de grandes negocios. Este proceso de cambio genera que una ciudad con actividad obrera productiva pueda convertirse en una ciudad como mercancía “per se”. Esa ciudad-mercancía se nutre en gran medida, de la actividad turística y de un público de gran poder adquisitivo, atraído por la oferta de servicios, el patrimonio histórico, la arquitectura y el diseño de la ciudad, así como por las actividades recreativas, entre otros.
Luego entonces, se concluye que el citado efecto generado con una supuesta causa de utilidad pública, bajo el pretexto de embellecimiento, modernización y urbanización de las principales ciudades del país, tiene como trasfondo el lucrativo negocio inmobiliario, la cual genera grandes ganancias a grado tal, que no les importa a los involucrados despojar bajo amenazas a los pequeños propietarios de sus viviendas para adquirirlas a bajo costo y en algunos casos, hasta llegar a la violencia de demoler las construcciones aunque haya habitantes y pertenencias dentro de dichas casas, pues dichos inversores al tener el respaldo de los funcionarios corruptos, se les otorgan los permisos de construcción y de uso de maquinaria pesada, sin investigar si hay consentimiento de los verdaderos dueños.
Tal es el caso de unas personas en la ciudad de Acapulco, quienes, al no acceder a vender sus propiedades a la delincuencia organizada, funcionarios del citado Ayuntamiento autorizaron los permisos para que fueran demolidas esas viviendas, sin existir consentimiento por escrito de sus propietarios.
Y aun cuando están en trámites los juicios de amparo ante el Juzgado Cuarto de Distrito del Estado, a quienes incluso ya se les concedió la suspensión contra los actos de esas autoridades que autorizaron esos ilegales trabajos de demolición y construcción sobre los bienes que no son propiedad de los inversores, tales delincuentes continuaron con los despojos y la destrucción de los inmuebles de los quejosos sin importar las consecuencias legales que conlleva el desacato judicial, debido al respaldo que existe de servidores corruptos que los protegen y dichos inversionistas saben que tendrán total impunidad de sus actos ilícitos, aumentando de esa manera la gentrificación.
- Premio Estatal al Mérito Jurídico 2018.