Se pudo observar en las suaves aguas de Caletilla al menos a dos familias y una pareja bañándose

Texto Jesús Saavedra
Acapulco, 7 de noviembre de 2023.- En medio del severo daño que dejó Otis a este paradisíaco lugar del Pacífico, de a poco y en medio del desastre, varias personas se acercan a la playa a nadar con sus familias. «Los habitantes de Acapulco no podemos estar sin agua, con todo esto y la buscamos, nos encontramos y nos abrazamos».
Es el testimonio de don Román, un ranchero de la Cooperativa de Lancheros de Caletilla, quienes de a poco han recuperado la mayoría de sus embarcaciones, que Otis dejó en el fondo de este apacible lugar de Acapulco, que destaca por sus olas suaves y donde se puede nadar sin ningún problema.
Pegado a las rocas de Caletilla y en sus suaves olas ya hay al menos dos familias y una pareja que están bañándose y las disfrutan, a un par de semanas de que este huracán azotó con fuerza al principal destino turístico de Guerrero.


Los niños y sus papás nadan, la pareja disfruta de su romance y de la tranquilidad de las aguas en este sitio de la bahía más hermosa del mundo; la escena de cualquier fotografía o instantánea mental sería magnífica, si cruzando la separación del mar y la arena no se voltea a mirar la enorme devastación que dejó Otis.
En la zona de playa, los afiliados a la Cooperativa de Lancheros de Caletilla tienen desde hace un par de semanas la tarea de sacar sus lanchas por cuenta propia; a pulmón, dos lancheros se hunden todos los días al fondo del mar en esta zona para amarrar la embarcación y después tirar de la cuerda atada a la embarcación para arrastrarla hasta la zona de playa.
Son jornadas de más de ocho horas diarias, en las que buscan embarcaciones y tratan de sacarlas a flote en la playa, «ésta solo tiene un rasponcito, y la pudimos sacar, está a flote y a otras pues les fue muy mal y necesitamos de apoyo», asevera Pedro, un integrante de esta Cooperativa.
Don Román nos cuenta que es parte de esta Cooperativa desde que sus padres se dedican a la actividad de las lanchas para pescar y recreativas; «la verdad nos fregó este huracán, pero estamos vivos gracias a Dios y estamos con todo el ánimo de salir adelante y nos acompaña la fe».
En el recodo y pegado a las piedras de Caletilla, los creyentes construyeron dos altares, uno a la virgen de Guadalupe y otro a San Judas Tadeo; ambos están intactos en su estructura, que casi en su totalidad está hecha de hojas de laminas de cristal.
Este martes se cumplen dos semanas que el huracán con mayor fuerza en la historia de la época satelital haya azotado el Pacífico. Acá en este recodo de Acapulco, por su cuenta los cooperativistas siguen en lo suyo, sacando embarcaciones y tratando de levantar su modo de vivir. «Bro, el agua vino y nos fue mal, pero así el agua trae y esperamos que para diciembre aunque sea para quienes vivimos aquí, podremos tener un mejor fin de año al que esperábamos», agrega don Rubén, quien sigue fondeando al mar para recuperar lo que sea, así sea cuerda de seda, piezas que reparar. «Así es esto, vamos para adelante», agrega.

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