El fotoperiodista catalán desde 2009 se ha internado en la selva de África para retratar la vida de diferentes etnias y tribus
Texto Luis Daniel Nava
Chilpancingo, 21 de mayo de 2024.- El periodista Quim Fábregas presentó el documental «72 horas. Los Últimos Pigmeos Baka» donde retrata la vida de la etnia pigmea Baka y la amenaza que representa la deforestación para su hábitat.
Alertó que la actual civilización no está llegando a buen puerto y está ignorando lo que realmente necesita el ser humano, que son los recursos naturales.
“Es una barbaridad lo que está ocurriendo en todo el mundo, se está ignorando lo que necesitamos, el agua se está terminando, habrá muchas enfermedades. Si volviéramos a plantar árboles tendríamos un sistema circular”, dijo.
En la proyección, el investigador Gabino Solano Ramírez denunció que las comunidades de Guerrero también están padeciendo violencia y desplazamiento forzado con el fin de que sus minerales, madera y agua sean explotados por organizaciones criminales o grandes empresas.
La proyección de “72 Horas. Los Últimos Pigmeos Baka” es parte de la gira en México “Mirar la mirada, llegar al alma” del fotorreportero catalán Quim Fàbregas, quien desde 2009 se ha internado en la selva de África para retratar la vida de diferentes etnias y tribus.
El trabajo se ha presentado en universidades de Nayarit, en el Laboratorio de Artes Demina en Acapulco y la tarde de este lunes en el Museo universitario Juárez. La presentación en la entidad es organizada por la Dirección General de Posgrado e Investigación de la Universidad Autónoma de Guerrero. La tarde de ayer asistieron estudiantes de Ciencias de la Educación.
Los pigmeos, de acuerdo con Quim, cada vez se están alejando de su hábitat. La deforestación está haciendo que se desplacen de su espacio porque ya no pueden vivir, no pueden encontrar alimentos, no pueden ir a cazar porque los animales se han ido de la zona.
Reveló que la población en menos de 20 años pasó de 50 mil a 5 mil habitantes. Además de que están siendo depredados y sometidos por otro grupo llamado los Bantús.
Esclavos del siglo 21
Los Baka miden en promedio 1.50 metros de altura y viven de los cuatro elementos de la naturaleza, pero el desarrollo y las motosierras que deforestan la selva los están extinguiendo.
“La población adulta no tiene relación con la civilización occidental, con sus guerras y su sistema capitalista. Ellos quieren vivir en el ecosistema de la selva».
Dijo que en esa etnia hay un líder hombre y una líder mujer. “No hay egos. Todos buscan alimentos y esto no crea ansiedad sino comunidad”.
Comparó esa vida con la de España, donde hay un 80 por ciento de la población de adultos mayores que viven con enfermedades crónicas y hasta en estado vegetativo.
Anabela Lataban, directora del museo, opinó que el documental presenta un material doloroso y deshumanizado.
La académica Claudia Rangel Lozano consideró que esta etnia no es incivilizada y salvaje, sino que tiene una cultura diferente.
“El problema es que tienen que intercambiar con una sociedad depredadora, particularmente la capitalista. A nivel mundial se están destruyendo muchos hábitat por eso vivimos estos calores”, comentó.
También tomó la palabra el director de posgrado e investigación de la UAG, Solano Ramírez. Dijo que la idea de visibilizar aquello que ha quedado al margen del desarrollo capitalista, como esa etnia africana tiene una similitud con las comunidades de Guerrero.
“En eso nos sentimos identificados los pueblos originarios acá en Guerrero que son zonas de silencio, zonas de olvido. Pensamos en esta violencia que hemos estado construyendo por comisión o por omisión, por ejemplo, la tala ilegal, el extractivismo porque todo lo que surge para las ciudades proviene del campo. Pero el campo es un espacio donde sus habitantes están siendo desplazados para poder explotar minas, agua, madera, bosques”, recalcó.
El también coordinador de la Maestría en estudios de violencias y gestión de conflicto confió en que este tipo de material audiovisual motive a pensar en que la actual construcción artificial del mundo dictada desde el mercado tiene un costo muy alto para la humanidad.
“Lo que estamos viviendo como el cambio climático es el resultado, pero la resistencia está ahí. La conservación de los bosques y la cultura en Iliatenco y Malinaltepec están ahí dando la lucha”, dijo el investigador.
Consultado aparte, Quim Fábregas consideró que la civilización está fracasando. “La civilización no está llegando a buen puerto, además la civilización sólo tiene dos siglos de esta transformación y mundo industrial. Entonces en menos de dos siglos quieres pasar a vivir como si fueras un rey. Cuando vives como un rey sin plata te ahogas y para que el rey tenga mucha plata, necesita robar más”.
-Guerrero es a nivel nacional con incendios forestales por diversas causas, algunas inducidas. No hay agua en la capital. Ya estamos viviendo efectos devastadores, se le planteó.
-Esta civilización al final está ignorando realmente lo que necesitamos, de hecho se está terminando el agua que es lo más necesario para un ser humano, un animal y un ser vivo. La barbaridad que está ocurriendo en todo el mundo, estamos llegando a un límite donde nos vamos a ahogar, va haber muchas enfermedades, pandemias, infecciones, por culpa de todo lo concurrido.
«Si volviéramos a plantar árboles tendríamos un recurso de ecosistema circular, el problema es que no se hace nada. Yo llevo 23 años en África, en nuestro proyecto hemos plantado 10 mil árboles».
Acerca de su labor, dijo que continúa documentando la vida de las etnias africanas a través de un trabajo de conciencia, de brindar esperanza y de actuar.
-¿Qué le recomiendas a los estudiantes de comunicación, de cine en México?
-No sólo es la carrera como un proyecto para ganar plata. Se están olvidando los oficios como la restauración, la agricultura o la ganadería. Que no solo se marque un mundo para un trabajo de ganar plata, que se abra la mente de que en los ratos libres puedes ir a plantar árboles, ver cómo mejorar la vida humana porque se está quedando un mundo que va a potenciar el dinero, pero no el lado humano.