Texto: Bernardo Torres Morales
Chilpancingo, Gro. 06 de octubre de 2024.- El presidente Municipal de Chilpancingo, Alejandro Arcos Catalán fue asesinado la tarde de este domingo al oriente de la Ciudad, su cuerpo hallado decapitado en un callejón.
El hallazgo del cuerpo decapitado se dio alrededor de las 17:00 horas en un callejón de la Colonia Villas El Roble, en esquina con la Calle Moctezuma al oriente de la Ciudad, muy cerca del Libramiento a Tixtla.
La cabeza cercenada fue dejada sobre el toldo de una camioneta compacta de la marca Renault, el cuerpo al interior en el asiento del copiloto y vestía una playera azul.
La zona fue acordonada en un perímetro de por lo menos 100 metros por elementos de la Policía Estatal, y posteriormente ampliado por la Policía Ministerial de la Fiscalía General del Estado (FGE).
De manera inusual las diligencias se extendieron por más de tres horas, para que finalmente los restos fueran trasladados al Servicio Médico Forense (Semefo).
Los ataques en contra de la actual administración empezaron antes de la toma de protesta de Arcos Catalán como presidente municipal.
El 27 de septiembre fue asesinado Ulises Hernández Martínez, capitán del Ejército y exdirector de la Unidad de Fuerzas Especiales (UFE) de la Policía Estatal, quien de manera extraoficial sería nombrado por el alcalde como el secretario de Seguridad Pública de Chilpancingo.
La violencia no paró ahí, y el 03 de octubre un día después de la toma de protesta fue asesinado el Secretario General del Ayuntamiento, Francisco Gonzalo Tapia Gutiérrez, en pleno centro de la Ciudad.
El día de su toma de protesta, Alejandro Arcos, destacó la presencia del líder político priísta, Ruben Figueroa Alcocer y el Obispo Emérito, Salvador Rangel Mendoza.
Rangel Mendoza en esa ocasión declaró ante los medios de comunicación que con los cambios de gobierno vendría un período de paz y tranquilidad para el Municipio de Chilpancingo.
Previo a este último hecho de violencia y justo en la zona donde se dio el hallazgo de los restos, había operativos del Ejército Mexicano y de la Fiscalía General del Estado (FGE), y posterior a este se extendieron a diferentes puntos de la ciudad.