Texto y fotografías: Luis Daniel Nava
Chilapa, Gro. 23 de noviembre de 2020.- Hace 10 años Teresa Martínez diseñó un nacimiento navideño con figuras de totomoxtle y varas de flor de pericón. Con el tiempo lo perfeccionó hasta elaborar figuras de un metro y medio de altura que vendía hasta seis juegos por semana en el tianguis dominical de Chilapa.
Pero en esta temporada no es igual, la pandemia por el coronavirus sólo le ha permitido vender dos.
La contingencia sanitaria provocó que disminuyeran los clientes y que las ventas hayan caído a la mitad en comparación con años anteriores.
Aun así, Teresa no se rinde. A los visitantes que se acercan a su puesto les explica como se elaboran los nacimientos y pinos, las campanas, flores de pascuas, renos, trineos, elefantes, ovejas, nacimientos.
Sin embargo, la expectativa es baja: vender para irla pasando, para sobrevivir.
En el segundo domingo de noviembre, Maximino Villanueva no ha alcanzado ni siquiera la mitad de lo que vendió en otros años. Está obteniendo sólo el dinero suficiente para comprar la despensa familiar que debe alcanzar una semana.
“Estos tiempos están un poco más difícil, la gente casi no está llegando a comprar y si llegan están comprando poco, no como otros años”, explica Maximino.
Hace un año, Maximino ya había elaborado unos 300 árboles, ahora la mitad o menos. “Hicimos menos en esta temporada”, dice.
*El tianguis ancestral
Hace 50 años, los artesanos de la comunidad de Ayahualulco se despertaban a las 4 de la mañana a cargar a sus mulas para salir caminando hasta Chilapa a vender sus productos en el ancestral tianguis. Sus recorridos podrían tardar hasta tres horas o más.
Ya en la plaza de Chilapa o en sus calles aledañas tendían un pedazo de plástico en el suelo para mostrar su mercancía y se colocaban una canasta en la cabeza para cubrirse del sol.
Mientras vendían, los comerciantes pagaban por dejar amarrados a sus animales afuera o en los patios de viviendas; antes de dejarlos les tenían que dar de comer manojos de milpa seca.
Ahora ya hay una carretera y esos 19.5 kilómetros de distancias los recorren en unos 37 minutos en automovil.
Lo que no ha cambiado es el oficio. De las artesanías de la palma, carrizo, hoja de mazorca seca y varas de flor, depende 80 por ciento de las tres mil familias de Ayahualulco, la principal comunidad productora en el municipio de Chilapa.
A sus alrededores también producen artesanías las localidades de San Ángel, Xiloxuchican y El Jaguey.
A esta actividad también se dedica la mayoría de familias de Amate Amarillo, Cuauhtenango, La Providencia, Lodo Grande, Cuadrilla Nueva, El Limón, Chautla y El Refugio. También en la cabecera municipal hay cientos de artesanos.
No se sabe con exactitud desde hace cuántos años inició esta actividad. Zenón Godofredo Navarrete, de 57 años de edad, recuerda que cuando era niño su papá Pedro Navarrete y su tío Ignacio ya elaboraban artesanías que vendían en Chilapa.
Ahora, los hijos de Godofredo continúan el oficio. Es decir que ya son al menos tres generaciones de artesanos.
*Caen ventas por Covid
Octavio Cantor Castro califica la venta de este segundo domingo de noviembre de 2020 como favorable, pese a que las restricciones por la pandemia continúan.
—¿Son iguales las ventas a las de años anteriores?
—La verdad no. Está afectando mucho esta pandemia, las otras temporadas han sido mejores.
—¿Cuánto ha bajado la venta?
—Vamos a suponer que ganamos por mitad: 50 por ciento.
En 2019, recuerda Octavio, traía cada domingo de 15 a 20 árboles de navidad.
—¿Y ahora?
—Pues si los hago, los traigo, pero ahí están, no se venden.
En el taller de artesanía de Octavio participa toda la familia, su esposa y sus tres hijos. De eso y de la agricultura de autoconsumo se han mantenido, incluyendo los estudios de los hijos.
*Los artesanos han sorteado dos crisis
Los artesanos del tianguis de Chilapa han sorteado dos crisis: la primera fue de finales de 2014 a junio de 2015 cuando la violencia criminal alcanzó su punto más álgido.
En ese tiempo los productores no podían llegar a vender a la cabecera porque el transporte público fue suspendido en casi toda la zona rural por el riesgo de ser atacados y, los turistas dejaron de acudir al tianguis por la violencia.
La segunda se presentó en el primer domingo de mayo pasado cuando el ayuntamiento ordenó el cierre del tianguis artesanal y foráneo como medida preventiva a contagios de Covid-19.La medida se extendió por nueve domingos.
Como alternativa, en ese mismo mes, unos 50 artesanos de siete pueblos se organizaron para ofrecer sus productos en las inmediaciones del crucero de la comunidad del Amate Amarillo, a unos 10 minutos de la cabecera.
Apenas estuvieron dos meses, cuando fueron desalojados el 20 de julio por Protección Civil y amedrentados por el gobierno municipal que les exigía permisos de uso de suelo. Pero el uno de noviembre los productores, ya mejor organizados, inauguraron formalmente su tianguis artesanal.
El tianguis de Chilapa tiene 487 años de historia y está conformado por miles de campesinos, artesanos, cocineras y ganaderos de la región. En él aún se practica una antigua forma de intercambio de productos como semillas, verduras o animales de traspatio: el trueque.
En su epoca de esplandor, en los noventa y primera década del dos mil, cientos de turistas nacionales y extranjeros lo abarrotaban cada fin de semana.
*Consumo local
El domingo 15 llegó al tianguis de Chilapa desde la capital del estado, el señor Margarito González y su esposa en busca de artículos navideños.
“Está bien que la gente de este pueblo de Chilapa esté saliendo a vender sus productos; podemos llevar aunque sean poquitos detalles para que se vea esa alegría en los hogares y también ayudamos a ellos en su economía”.
Beatriz Sánchez y Norma Angélica Rivas de Cuautla, Morelos, también llegaron el mismo domingo al tianguis. Es la primera vez que lo visitan.
“Todo a muy buen precio, la gente muy accesible, muy amable, muy buen trato”.
Dicen que la artesanía es una fuente de trabajo para mucha gente y como ya se acercan las fiestas vinieron a aportar un poco a la economía local. “Qué mejor que comprar lo mexicano”.
*Trabajo empírico de los artesanos
Desde principios de octubre Teresa Martínez empieza a recoger varas secas de la flor de pericón en el campo. Con ellas elabora una variedad de figuras, su especialidad son los nacimientos navideños de doce personajes.
“Este nacimiento lo empecé hacer de mi imaginación, nadie me lo enseñó, yo lo empecé hacer así y poco a poco ha ido mejorando, ya tenemos unos 10 años”.
La elaboración la realiza de uno a dos días dependiendo del tamaño de las figuras.
“Los vamos elaborando como se van vendiendo, si no se vende este domingo lo guardo hasta que salga”.
Recuerda que en años anteriores se vendía de cinco a seis nacimientos por semana, pero en esta temporada sólo dos.
“Ahorita todavía no hay muchas ventas por lo mismo de la pandemia, pero esperemos que si se venda”.