Texto y fotografías: Fabiola Ramos Gallo

Chilpancingo, Gro., 14 de diciembre de 2020.- En el centro de Chilpancingo, a un costado de la salida del puente a desnivel, doña Leticia Organista Sánchez junto a su esposo instalan su taller de reparación de niños dios, como cada diciembre desde hace 10 años.

Esta labor tradicional, fue primeramente aprendida por el padre de familia, quien ha transmitido el arte de la reparación a su esposa y a sus 4 hijas.

Con manos amaestradas, la familia recibe esculturas y figurillas que van de los 10 centímetros hasta un metro de altura.

«Nosotros tenemos 10 años en este trabajo de reparación, recibimos santitos desde el más pequeño hasta de 1 metro, los materiales que podemos reparar son arcilla, fibra de vidrio, yeso y resina» dice Leticia.

En los años que llevan en este oficio han recabado historias de santos que han sido heredados de generación en generación, con una antigüedad de hasta medio siglo.

«Por eso mismo mucha gente acude a nosotros para de entrada no echar a la basura algo pues sagrado como lo que es un niño dios o una virgen y otra para seguir conservando esa herencia familiar que viene a veces como regalo hasta de la tatarabuela» relata Leticia.

Si bien, en el pequeño taller improvisado tienen al menos 30 figurillas en espera de ser retocadas e incluso casi reconstruidas, los trabajadores confiesan que el aumento en los costos del material que ocupan y la baja de clientes es inminente debido a la pandemia, sin embargo continúan apoyándose de este oficio.

«Ahorita sólo tenemos esta mesa para trabajar, antes abarcabamos el doble, la pandemia nos ha bajado la clientela, pero aún así seguimos haciendo este bonito trabajo aunque nos estemos arriesgando también pero uno también se cansa de comer puro frijolito, ya queremos pollo» dice la reparadora quien esboza una sonrisa mientras da unas pinceladas.

La reparación de fracturas leves implica un trabajo de 2 a 3 días y los que tienen que ser reconstruidos de los brazos, pies, manos o cabeza requieren de hasta 8 días de trabajo continuo de enyesar, lijar y pintar; asimismo indicaron que el costo de la reparación oscila entre los 250 pesos y varía según la valuación del daño.

De igual manera, aseguraron que hay quienes no están dispuestos a pagar dicha cantidad pero «se mantienen en pie» por los que aún conservan la tradición de rescatar sus esculturas religiosas.

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