Texto: Jesús Saavedra
Chilpancingo, Gro. 20 de julio de 2021.- El director del Centro de Derechos Humanos de la Montaña «Tlachinollan», Abel Barrera Hernández denunció que ninguno de los tres órdenes de gobierno ha implementado un plan emergente para atender la violencia contra las mujeres en el confinamiento social de la pandemia del Covid-19 y que las dos alertas de género en Guerrero solo ha servido a tejer un discurso oficial, sin acciones efectivas de atención y acompañamiento a las víctimas de esa violencia extrema.
Así lo sostuvo en un conversatorio que sostuvo con la actriz, guionista y activista social en la defensa de los derechos de las mujeres, Eréndira Ibarra en un enlace que se realizó a través de la cuenta de Instagram de ésta última y que sirvió para dar difusión a la campaña: «Mar de Agravios Montaña de Quebrantos» que ha emprendido Tlachinollan en la búsqueda de atención a las víctimas de violencia en esa región de extrema pobreza de nuestra entidad.
Barrera Hernández, indicó que una de las consecuencias del confinamiento social por la pandemia del coronavirus, fue que la «violencia se incremento en la mayoría de hogares indígenas» y reiteró que en los últimos meses tienen documentados más de 85 casos de violencia física contra las mujeres en esa región.
Informó que «la violencia extrema que se ha dado en la Montaña que son los feminicidios se cometen ante la impunidad que impera en la Montaña y en Guerrero porque no se castiga a quien perpetra un crimen y hay una coalicion perversa entre autoridades y delincuentes, los asesinatos y feminicidios se han incrementado y tenemos documentados 20 casos del 2020 al primer semestre del 2021 y es muy grave».
Abel Barrera expuso uno de eso casos en la Montaña y se trata de la señora, Aurelia «es un caso triste, lamentable, que no se puede creer, es una indígena de Cochoapa el Grande donde lamentablemente persisten costumbres donde se vulneran los derechos de las niñas, Aurelia fue parte de esos matrimonios forzados y se juntó con el esposo».
Explicó que Aurelia tuvo tres hijos, «y en los más de 10 años que convivió con el esposo enfrentó la violencia y los golpes, lo peor que en lugar de protegerla una institución, las autoridades obligan a soportar el yugo del marido, en una noche que Aurelia dormía en el suelo, asesinaron a su esposo y su familia la culpó».
La familia de su pareja la acusó de ese crimen, pero la Fiscalía General del Estado (FGE) no encontró elementos para proceder contra Aurelia, pues no había ningún indicio que haya ordenado o participado en el crimen de su pareja, «le arrebataron a sus hijos y Aurelia fue a buscar a sus hijos, para que se regresaran con ella y eso ocurrió después del sepelio, pero ya no regresó, desapareció y desde hace meses no se sabe nada de ella».
Barrera Hernández, dijo que tienen «temores fundados que la desaparición la provocó la familia del esposo, hay sospechas que fue asesinada y esos casos están sucediendo en la Montaña, no hay respeto a la vida de las mujeres» y que el caso de Aurelia ejemplifica la violencia y la impunidad, «a meses de haber ocurrido esto, la FGE no ha querido intervenir a pesar de la denuncia que hay por esta desaparición forzada».
Aseveró que por ese y muchos casos más, «en la Montaña hay que pelear cuesta arriba, siempre contra los actores del estado, contra grupos de la delincuencia, contra el mismo poder patriarcal, en estos meses se han empoderado más los grupos de la delincuencia, las mujeres han quedado en estado de indefensión ante la inactividad de las autoridades».
Criticó que ni el gobierno federal, estatal o municipal se hayan preocupado por generar «un mecanismo de atención urgente para las víctimas de la violencia, tuvimos que ira Chilpancingo a la FGE paa que fueran atendidas porque en la región no hubo una atención a las víctimas».
Explicó que Tlachinollan ha emprendido también una campaña de asistencia jurídica y social, «de asistencia de alimentos a mujeres víctimas de la violencia, hemos pedido donativos económicos para apoyar a cada familia víctima de la violencia con 100 kilos de maíz, frijol, arroz, aceite, se lograron juntar alrededor de 600 mil pesos y se invirtieron en alimentos».
Puntualizó que si no se apoya a esas mujeres víctimas de la violencia con el «sustento alimentario, con su refugio, con el acompañamiento jurídico, queda incompleto y trunco el acompañamiento en la Montaña y no continúan en la búsqueda de justicia porque hay hijos que alimentar».
Condenó que en esta pandemia haya «un retiro de las autoridades, de indolencia, ante el incremento de violencia del crimen organizado, de violencia hacia la mujer y falta de recursos, se ha llegado a la alerta de género es porque la situación ha llegado al extremo de la violencia».
Aseveró que esas alertas de género no se han traducido en «políticas efectivas para contener o detener la violencia y eso es grave, tenemos en Guerrero dos alertas y en términos estadísticos no hay un resultado positivo al contrario se ha incrementado más».
Dijo que «una cosa es el discurso el acto protocolario de proteger a las mujeres y todo sobre el escritorio, pero el grave problema es que las autoridades no acompañan a las victimas, no tienen un compromiso con ellas y no se identifican con su lucha, como organismos civiles hemos aprendido a caminar con la gente y alzar la voz al lado de ellas , muchas de ellas arriesgan su propia vida para abrir esta brecha de la justicia y en eso estamos en esta campaña para llamar la atención de las autoridades y de la sociedad ante este grave problema», agregó.
Al respecto, Eréndira Ibarra dijo que se debe de ser solidario con los pueblos indígenas del país y en particular en Guerrero «quienes llevan mucho tiempo defendiendo la tierra, con los defensores de derechos humanos que arriesgan su vida».
La hija del productor, Epigmenio Ibarra invitó a donar recursos para que Tlachinollan «pueda seguir apoyando a las mujeres en la Montaña, luchemos por las mujeres en la Montaña por una vida libre de violencia, somos mujeres privilegiadas que tenemos muchos eslabones de estas cadenas de opresión a nuestro favor y seamos concientes para levantar nuestra voz y volteamos a ver a las mujeres de la Montaña en este sistema patriarcal violento y corrupto, podíamos ser una mujer de la Montaña cualquiera de nosotras y es hora de quitarnos de dejar de ser un eslabón en un sistema de opresión y ser conscientes de lo que se vive en la Montaña».