Texto: Luis Daniel Nava
Fotografías: Martín Tonalmeyotl
Chilapa, Gro., 08 de octubre de 2021.- Chilapa se convirtió en cuna de evangelizadores para extirpar la cosmovisión y deidades prehispánicas, consideró el antropólogo social Marcos Matías Alonso.
Y la clase política que hoy gobierna es beneficiaria del poder que ha dominado a los pueblos indígenas, dijo.
Matías Alonso, con licenciatura en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), fue consultado a propósito de la conmemoración por parte del gobierno municipal y de la iglesia católica del “488 aniversario de la Fundación de Chilapa” por los frailes Jerónimo Jiménez de Esteban y Agustín de Coruña.
De entrada, Marcos Matías consideró que los españoles que habrían llegado a esta tierra el 5 de octubre de 1533 hicieron una evangelización violenta y no fue la llegada de la civilización.
“La única manera de asegurar la presencia de los Agustinos en Chilapa fue a través de la construcción de sus templos, de sus iglesias y de sus monasterios. Por eso Chilapa en cada barrio tiene sus iglesias.
“En Chilapa siempre ha habido más iglesias que escuelas; desde la antigüedad fue fuerte la presencia de los pueblos originarios en lo que hoy es la cabecera, pero fueron desplazados hacía Atzacoaloya, Hueycantenango, Mezcalzingo; se fueron a las montañas, hacía Acatlán, Zitlala, Santa Catarina.
“… Entonces la evangelización de los agustinos desplazó a la parte humana y dejó a las iglesias”.
El proyecto de los frailes de la orden agustiniana, dijo, era realizar una evangelización profunda por lo que se construyó el seminario conciliar.
“Desde la antigüedad los agustinos, la iglesia, los cristianos pensaron que la evangelización tenía que ser profunda por eso desde siempre pensaron en construir ahí el seminario conciliar (en 1868).
“Chilapa fue cuna del catolicismo a través de los teólogos, de los sacerdotes. Y se convirtió en eso, en una cuna de evangelizadores para extirpar todas, los que ellos llamaban, idolatrías o religiones paganas.
Por eso, continuó el articulista, en la periferia de Chilapa como por ejemplo en Acatlán se rinden culto hasta la actualidad a las deidades prehispánicas a través de la petición de lluvias.
En búsqueda de identidad
El desplazamiento no solo fue humano sino también de las manifestaciones culturales y de la cosmovisión local, consideró Marcos Matías, por lo que Chilapa sólo se quedó con el cascarón.
“Por eso Chilapa ha querido buscar tradiciones que no son suyas. Chilapa se quedó sin identidad. Los residuos de esos españoles que se quedaron en los siglos 17 y 18 se quedaron sin identidad histórica y cultural porque toda la identidad y todas las raíces de los pueblos indígenas se habían ido a la periferia.
“La Tigrada es la búsqueda de una identidad que nunca perdió, sino nunca la tuvo sobre todo los colonizadores se quedaron sin nada, porque no tuvieron nunca nada”.
Dijo que, a pesar de la violencia de la conquista del siglo 16 y la violencia actual, las culturas permanecen y superviven.
Evangelización y poder político
En el proceso de evangelización en Chilapa se enquistó el poder de las ideologías y de la espiritualidad cristiana que siempre hicieron matrimonio con el poder político, expresó el ex director general del Instituto Nacional Indigenista, hoy Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas.
“En el porfiriato, por ejemplo, toda la presencia de Eucaria Apreza, que los chilapeños adoran o le rinden culto, fue contraria a los pueblos indígenas.
“La señora Eucaria Apreza, que es un símbolo casi sagrado para Chilapa, siempre estuvo vinculada al poder político”.
“Ahora el PRI lleva al menos unos 30 años en el poder. Y de alguna manera los priistas de Chilapa son herederos del viejo régimen que se enquistó en el siglo 16 y que conservan sus resabios.
“La clase política en Chilapa que detenta el poder lo hereda de estos viejos resabios que vienen de la época de la conquista, es decir, salen beneficiados del poder que ha dominado a los pueblos indígenas”, concluyó.