Texto y fotografías: Fabiola Ramos Gallo

Acapulco, Gro. 12 de enero de 2021.- En el viejo edificio Oviedo ubicado a metros del zócalo de Acapulco se ve a dos hombres de apariencia delgada y piel oscura; sorprende la poca fluidez con la cual intentan comunicarse con las decenas de familias que llegan a comer al restaurante donde ahora son meseros.

Okson Michel y Salam son dos jóvenes de 30 y 25 años originarios de Haití; tras el gran éxodo que han emprendido los haitianos desde hace al menos una década se recrudeció debido a un terremoto de 7.2 grados que cobró la vida de al menos 2,200 personas, según revelan los entrevistados.

Ante la lenta recuperación de la República de Haití, aunado al vacío de Poderes tras el asesinato de su Presidente, ha provocado que dicho país haya quedado a merced de la delincuencia organizada.

Okson y Salam relatan que su peregrinar comenzó en Chiapas, estado suriano donde estuvieron 2 meses y posteriormente el Instituto Nacional de Migración (INM) reubicó al puerto de Acapulco.

Aquí confiesan que no han recibido ningún apoyo por parte de las autoridades y ante la necesidad de cubrir gastos de alojamiento y comidas al menos 10 haitianos decidieron salir a las calles a conseguir empleo y ganarse el pan honradamente.

Al preguntar si ellos anhelan volver a su país de origen responden que no está en sus planes regresar pronto ante la situación de precariedad que se vive, por lo cual dijeron permanecerán el tiempo que sea necesario en Acapulco donde al menos se les deja laborar tranquilamente.

Confiesan que ha sido muy difícil lograr desenvolverse en sus trabajos porque hablan criollo haitiano, Portugués, Francés y poco español, tampoco hablan inglés que son los idiomas predominantes en este país; sin embargo, manifestaron su ánimo de quedarse en México para buscar una mejor vida.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

error: ¡Contenido protegido!