Texto: Juan Blanco
Chilpancingo, Gro., 24 de julio de 2022. – El arzobispo de la Arquidiócesis de Acapulco, Leopoldo González González consideró que cada persona asesinada y desaparecida «es un fuerte reclamo de justicia que no puede ser desoído» por las autoridades de los tres niveles de gobierno.
Este domingo, Monseñor leyó un comunicado que dedicó a la Jornada Nacional de Oración por la Paz, convocada por la Conferencia del Episcopado Mexicano ante la violencia que se vive en el país.
Dijo que, al igual que en Chilpancingo, este día en Acapulco «nos unimos en oración por todas aquellas personas que, víctimas de las violencias, han sido ejecutadas, asesinadas o desaparecidas».
Agregó que «para construir la paz, no podemos dejar que quienes han sido víctimas de las violencias, se conviertan en un número más de la estadística», puesto que cada uno de ellos «es un ser humano, tiene un nombre, un rostro, una historia que ha sido injustamente truncada, una familia que sufre y una comunidad en la que se ha sembrado el miedo y la inseguridad».
«Mantener viva la memoria de quienes han sido asesinados, los ejecutados o los desaparecidos, nos recuerda a todos que la vida humana, toda una vida humana ha de ser respetada desde la concepción hasta la muerte natural. Es el primer derecho que tenemos», dijo.
Consideró que «cada persona asesinada o desaparecida es un fuerte reclamo de justicia que no puede ser desoído por quien tiene la responsabilidad de cuidar la sociedad», sino que al contrario debe optar por la investigación para «llegar al conocimiento de la verdad».
Además, dijo que debe «restaurar el orden de justicia que ha sido violentado, procurar la restauración del daño en la medida de lo posible, asegurar que la persona que cometió el crimen o delito no vuelva a cometerlo y proporcionar en la posibilidad la readaptación», pero anotó que tampoco se trata de eliminar a quien cometió un crimen sino de que no siga haciendo daño y tenga la oportunidad de readaptarse, insistió.