Texto y fotografía: Bernardo Torres Morales
Juanacatlán, Metlatónoc, Gro., 30 de noviembre de 2022.- Niñas de 22 comunidades de la Montaña Alta de Guerrero rompieron el silencio y se pronunciaron en contra del matrimonio infantil forzado, exigieron un alto a esta práctica y que las autoridades les garanticen el ejercicio pleno de sus derechos.
Este martes en la comunidad de Juanacatlán, del Municipio de Metlatónoc, un centenar de niños y niñas participaron en una Jornada de Promoción de los Derechos Sexuales y Reproductivos donde se expuso el taller denominado «Prevención de las Prácticas Comunitarias En Torno al Matrimonio Infantil», promovida por el Instituto Nacional de Los Pueblos Indígenas (INPI).
Previamente en cada una de las 22 localidades de los municipios de Metlatónoc y Atlamajalcingo del Monte, se habían impartido otras sesiones de este taller a cargo del Centro Coordinador del INPI en la Ciudad de Tlapa que coordina Martha Ramírez Galeana.
Con motivo del cierre de esta jornada de Promoción de los Derechos, a Juanacatlán, acudió el delegado del INPI en Guerrero, Manuel Vázquez Quintero, así como autoridades municipales, estatales, comisarios, maestros y maestras.
Ante los representantes del gobierno, cuatro niñas menores de edad enumeraron una serie de violaciones a sus derechos que se cometen en sus comunidades, así como un alto nivel de marginación producto de décadas de abandono gubernamental, pero el problema que más les aqueja es el matrimonio infantil y la migración.
Inés García, una niña de 14 años, fue quien alzó la voz por las niñas de su comunidad, para que por fin las autoridades actúen de manera prioritaria para poner un alto a los matrimonios infantiles, matrimonios arreglados o venta de niñas.
«Las niñas se embarazan o se casan, no porque quieran, sino porque somos víctimas de las circunstancias, la migración tampoco es por gusto, sino porque no tenemos las mismas oportunidades que otros», expuso.
Señaló que las niñas de sus comunidades no pueden soñar con ir a la universidad porque ni ellas ni sus padres cuentan con dinero, y si trabajan sólo lo hacen en campos agrícolas ganando muy poco dinero y donde no les queda tiempo para estudiar.
En los campos agrícolas, insistió, los niños son los que más sufren, maltratos, abusos, violaciones, algunos desertan de los campos y ya no regresan a sus comunidades y en el peor de los casos hay quienes pierden la vida en accidentes carreteros.
Maricela Ríos, una estudiante de secundaria, también habló fuerte «en las comunidades violan nuestros derechos como mujeres, nos casan antes de los 18 años con alguien que no queremos, ni conocemos, o las venden a otras comunidades».
Estos matrimonios, dijo, derivan en maltrato físico y psicológico en contra de las niñas ya casadas, algunas regresan a sus hogares pero con uno o dos niños, se convierten en madres solteras, o abandonan a sus hijos para huir ya sea a Estado Unidos Unidos o entidades del país.
En varias intervenciones de menores, también destacaron la falta de oportunidades para estudiar, no hay escuelas, los maestros no van a las comunidades, los caminos están en muy mal estado, no hay doctores ni centros de salud, producto de décadas de marginación por parte de los gobiernos.
En su intervención el representante del INPI en Guerrero, reconoció el valor de las menores y talleristas por visibilizar el fenómeno del matrimonio infantil, y recoger los testimonios la implementación de estrategias que prevengan este problema que ocurre principalmente en la Montaña de Guerrero.
Indicó que se está promoviendo ante el Congreso del Estado la Ley de Reconocimiento a los Pueblos Indígenas, que buscará garantizar los derechos de niños y niñas indígenas, combatir la marginación y la pobreza a través de la educación.
Expuso que esta jornada de Promoción de los Derechos, también son con el fin de concientizar a los padres y madres a no obligar a los niños a trabajar o migrar junto con ellos, sino que deben estudiar, para en un futuro regresar y servir a su comunidad.
Destacó que es por ello que desde el Gobierno Federal se están impulsando las Universidades del Bienestar, dos de ellas ya están operando en la Región Montaña Alta, y seguirá pugnando para que mayores apoyos en caminos y en educación sigan llegando a los Pueblos Indígenas.