Texto: Bernardo Torres
Chilpancingo, Gro. 10 diciembre 2019.- La activista guerrerense, Obtilia Eugenio Manuel fundadora de la Organización del Pueblo Indígena Me’phaa (OPIM) recibió la mañana de este martes el Premio Nacional de Derechos Humanos por el acompañamiento y defensa de mujeres indígenas víctimas de violación sexual por parte de elementos del Ejército Mexicano.
La dirigente de la OPIM ha documentado y acompañado además la esterilización forzada de mujeres indígenas, las violaciones de mujeres por personal del Ejército así como la masacre de 11 mixtecos en la comunidad de El Charco, municipio de Ayutla de los Libres en 1988.
En 2002 tuvo una participación trascendental en la denuncia de violación de las dos mujeres indígenas, Valentina Rosendo Cantú e Inés Fernández Ortega, casos que fueron elevados ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y que derivaron en una condena al Estado Mexicano para resarcir el daño y ofrecer una disculpa pública.
Hace unos meses, ella misma fue víctima de desaparición, junto con Hilario Cornelio, también miembro de la OPIM, y localizados con vida cuatro días después en el municipio de Juan R. Escudero, en el Estado de Guerrero.
Con un saludo en su lengua originaria, Obtilia Eugenio saludó a los presentes en la conferencia matutina del presidente Andrés Manuel López Obrador, donde destacó la discriminación de la que sido víctima el Pueblo Indígena Me’phaa, y las dificultades para acceder a la educación.
Narró como en su pueblo Barranca de Guadalupe, municipio de Ayutla abundante de carencias, murieron en sus brazos hace 30 años sus dos hermanos, víctimas del sarampión, así como a otras 40 personas, entre hombres, mujeres y niños, «Nunca nos vacunaron, no teníamos caminos, ni escuelas, esos gobiernos nos abandonaron, creo que por ser indígenas».
Frente a los mandos del Ejército, presentes en la ceremonia de premiación, Obtilia no se calló, y relató la serie de violaciones sistemáticas a su comunidad, las violaciones de mujeres, el encarcelamiento y desaparición de miembros de su organización, y el asesinato de familiares.
«La historia que conozco de mi pueblo ha sido de sufrimiento y también de lucha, recibir este premio es una gran responsabilidad, por ser mujer, por ser indígena, mi conciencia me dice que debo seguir luchando, no puedo quedarme callada, cuando a diario hay mujeres acosadas, asesinadas o atacadas», expuso.
Al presidente, exigió se acabe de una vez por todas la violencia contra las mujeres «ya no queremos ningún violador más en nuestro camino».
La condecoración fue entregada por la titular de la CNDH, Rosario Ibarra de Piedra, y el presidente, Andrés Manuel López Obrador, quien en su intervención se comprometió a cumplir sus compromisos en materia de DDHH, y cambiar la perspectiva de que el principal violador es el Estado.